Y a sé que no debería hacer bromas con estas cosas, pero sí, ustedes están pensando lo mismo que yo. ¿Dónde me voy a meter las dos toneladas de leña que he comprado este verano para no darle a la ruleta del gas (termostato le llaman)? En nuestro afán por acercarnos a nuestros lectores y ofrecerles información cercana, en el periodismo lleva instalada desde hace años una corriente nada desdeñable que prioriza un día sí y otro también la información meteorológica sobre otras más sesudas, pero menos consultadas por ustedes, seres soberanos. Y dicen los diarios que mañana, sol y buen tiempo. No hace muchas semanas entrevisté al responsable de Euskalmet, una persona sobria y muy ducha en lo suyo. Insiste en que no se deberían hacer previsiones a más de una semana vista, porque la “atmósfera es caótica”, pero aferrado a la estadística y el big data, admite que es más probable que el invierno venga calentito. O templado al menos. Que cada vez son más así y todo eso. Yo, por de pronto, comienzo a hacer planes para este puente, móvil en mano, y mirando si caen dos gotas allí o acá, para evitarlas. Y eso que nos hace falta agua. Que lo mismo nos siguen manchando cuadros los activistas climáticos, pero a mí solete este puente y gas barato hasta marzo.