Mientras salseo en un mercadillo entre la ropa apta para el calor escucho al comerciante cómo convence a una chica para que no se pruebe el pantalón “chominero”, como él lo llama. De hecho, no hay probador, o sea que la clienta debería quedarse en bragas para probarse el pantaloncillo, que le cubre solo un poquito más. Con mucho salero le dice que hay un método infalible para saber si le queda bien. Le coloca la cintura del pantalón abrochado alrededor del cuello y, sí, es su talla. Todos contentos. Si no le queda bien, volverá el martes siguiente a cambiarlo, pero la pasta no se devuelve. Al día siguiente, en un periódico serio, leo que existe una técnica perfecta para saber la talla del pantalón sin probárselo y resulta es la misma que la del mercadillo. Esto ya me escuece un poco. Y leo también sobre el próximo congreso de terraplanistas que se desarrollará en Menorca, ilustrado con la foto de tres mujeres sonrientes con la mano en horizontal demostrando que la felicidad existe sabiendo que la Tierra es plana. La verdad y la mentira se mezclan demasiado. Y ahora resulta que el actor de Breaking Bad cantando Despechá de Rosalía tampoco es real. Han trampeado la imagen con la técnica de Felipito y Aznarito y me lo he tragado. Igual empiezo a defender que la Tierra es plana y, además, cuadrada. Igual me forro. l