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Poblados

Ha tenido que llegar el relator sobre extrema pobreza de Naciones Unidas, Philip Alston, para escuchar a una voz autorizada decir que las condiciones de vida en algunos asentamientos de temporeros son indignas y peores que las de algunos campos de refugiados del vasto mundo. Estos lugares, de donde nacen muchas de las verduras que consumimos, no salen mucho en la televisión y, cuando lo hacen no tiene grandes efectos. Habrá empresas agrícolas mejores y peores, pero sabemos hace tiempo que la lucha por los precios que afecta a los agricultores hace que los puestos de trabajo en invernaderos no sean lo dignos que se esperaría en un estado de derecho, también laboral. El experto de la ONU también ha recordado la situación de los poblados chabolistas y barrios marginados, muchas veces casi exclusivos para población gitana, que tanta gracia hacen a las cadenas de televisión. El espectáculo de la pobreza nos tranquiliza a los demás. Hace unos años, los ayuntamientos de Hernani y Astigarraga pretendieron ayudar a los chabolistas rumanos asentados junto al Urumea. Ofrecieron un curso de carpintería e incluso se proyectó una caseta de madera como punto de reunión para el poblado. Menos mal que aquello se fue al traste porque era zona inundable.