La Navidad es una época de alegría, luces, reuniones y celebraciones familiares con más gente de lo habitual. Pero lo que para las personas puede ser sinónimo de diversión, para muchos animales con los que convivimos puede ser una auténtica fuente de estrés.
Cuidar de su bienestar en estos días es una forma de demostrarles nuestro cariño y respeto. Y basta con prestar atención a estos detalles que enumera la residencia para mascotas Granja la Luna para garantizar a animales y humanos una Navidad segura y feliz.
Ojo con la comida: no todo es bueno para ellos
Durante las fiestas se preparan comidas más abundantes y elaboradas, pero muchos de esos platos contienen algunos ingredientes que pueden resultar peligrosos para perros o gatos. El chocolate, las uvas, la cebolla, el ajo, los huesos de pollo o pavo, el alcohol y los dulces con edulcorantes como el xilitol son especialmente tóxicos. Incluso pequeñas cantidades pueden causar vómitos, diarreas o intoxicaciones graves.
Lo ideal es mantenerlos alejados de la mesa y de los restos de comida por mucho que pongan ojitos. Si se quiere incluirlos en la celebración, podemos prepararles algún premio natural o casero adaptado a su dieta, o comprar golosinas específicas para ellos.
Regalos con sentido: diversión y bienestar
Muchas familias incluyen a sus animales en los intercambios de regalos, y eso está muy bien, siempre que los regalos sean seguros y adecuados. Hay que evitar los juguetes con piezas pequeñas o materiales que puedan romperse fácilmente. Lo más adecuado es elegir productos de calidad, sin tóxicos ni elementos que puedan tragarse.
Una buena idea es regalarles algo que fomente su bienestar físico y mental: un rascador nuevo, una cama más cómoda, un juguete interactivo, o incluso una experiencia al aire libre en lugar de un objeto. De todas formas, lo importante no es el regalo en sí, sino el tiempo y la atención que se les dedique.
Las dos caras de la decoración navideña
Las luces, el árbol, los adornos y el belén con sus luces son una de las tradiciones más señaladas para nosotros. Pero también pueden ser una auténtica tentación para perros y gatos. Los brillos, los movimientos y los cables invitan a investigar… y a veces, a morder. Los riesgos más comunes son las descargas eléctricas, las caídas de objetos y la ingestión de materiales que pueden provocar atragantamientos o daños internos.
Para evitar estos problemas estas son algunas medidas sencillas: fijar bien el árbol al suelo o la pared; evitar los adornos de vidrio, cintas o espumillón; colocar las luces fuera de su alcance y apagarlas cuando no haya nadie en casa y no utilizar plantas tóxicas como el muérdago, la flor de Pascua o el acebo.
Con un poco de planificación, es posible tener una casa decorada y, al mismo tiempo, segura para todos los miembros de la familia.
Viajes y desplazamientos: su bienestar, lo primero
Las fiestas también son momento de viajes: visitar familiares y pasar unos días fuera. Si te llevas a tu perro o gato contigo, asegúrate de preparar bien el desplazamiento. Esto no difiere mucho de viajes en otras épocas del año. Basta con llevarlo siempre en transportín o con sistemas de sujeción homologados, no dejarlo solo en el coche, ni siquiera por poco tiempo; lleva su comida habitual, agua y objetos familiares (manta, juguete, cama) para reducir el estrés.
Si no puedes viajar con él, déjalo con alguien de confianza que sepa cómo tratar con esta mascota o llévalo a un centro especializado. Lo importante es evitar que se sienta solo o desorientado en medio del ajetreo navideño.
Desconocidos y visitas: un poco de calma
Las visitas durante estas fiestas son algo habitual. Si te toca recibir, ten en cuenta que para ellos este exceso de movimiento y de caras nuevas, o al menos no habituales, puede ser una fuente de estrés. Por ello hay que procurar que tengan siempre un espacio tranquilo donde puedan retirarse si lo necesitan. No los obligues a interactuar si no quieren, y explica a las visitas, especialmente a los niños, cómo acercarse a ellos con respeto para que nadie salga malparado.
Ruidos y petardos: su peor enemigo
Los ruidos fuertes son una de las mayores fuentes de miedo y ansiedad para nuestras mascotas. Los petardos, cohetes o fuegos artificiales pueden provocar auténtico pánico, especialmente en perros. Por ello, las celebraciones del 31 de diciembre pueden ser una auténtica tortura para ellos. Si tu barrio es ruidoso, prepara la casa: cierra ventanas y persianas, pon música suave o ruido blanco, y acompáñalo en su refugio. También existen productos naturales o feromonas que pueden ayudar a calmarlo, siempre bajo consejo veterinario.