Iker Vicente sigue agrandando su leyenda. El campeón de Euskal Herria volvió a confirmar este sábado que es el mejor aizkolari del momento y se impuso de forma aplastante en el desafío que sostuvo frente a Julen Alberdi en la plaza de toros de Tolosa. Vicente se adjudicó los 7000 euros en juego tras aventajar en más de diez minutos al azkoitiarra.
Vicente necesitó 51 minutos y cinco segundos para cortar catorce kanaerdikos –troncos de 39,8 centímetros de diámetro– y ocho maderas de 60 pulgadas –de 44,3–. Alberdi, a su vez, terminó el trabajo en una hora, un minuto y 32 segundos.
El navarro disputó, y ganó, su tercera apuesta, tras haberse impuesto también a Arria V en 2018 y a Mikel Larrañaga en 2022. Para Julen Alberdi, Txikia IV, fue su primer desafío.
Dos estrategias diferentes
El pulso entre dos de los aizkolaris más en forma de la actualidad atrajo a Tolosa a alrededor de dos mil espectadores. Iker Vicente, sin embargo, no tardó en acabar con toda la emoción con la que se presentaba el desafío.
El navarro llevó a la plaza dos kanaerdikos y los ocho troncos de 60 pulgadas, y Alberdi puso los doce kanaerdikos restantes. Vicente optó por comenzar el duelo sobre las maderas más grandes, mientras que el azkoitiarra empezó la parte central de sus kanaerdikos.
Alberdi comenzó marcando así los mejores tiempos, pero apenas sacaba ventaja en los troncos más pequeños. Así, el guipuzcoano necesitó un minuto y 24 segundos para hendir su primer kanaerdiko –de 54 pulgadas–, mientras que Vicente solo necesitó siete segundos más para cortar un tronco de 60.
La renta de Alberdi se duplicó en el segundo tronco (3:13 y 3:27). El guipuzcoano cortó cuatro kanaerdikos en 7:09, y Vicente partió sus cuatro troncos de 60 pulgadas en 7:58. Eneko Saralegi, ayudante del navarro, ya le advirtió entonces que estaban haciendo un gran tiempo.
Las cosas cambiaron cuando el navarro pisó su primer tronco de 54 y Alberdi, la primera madera de 60. Vicente terminó ese kanaerdiko en nueve minutos y 40 segundos y se puedo por delante del guipuzcoano, que necesitó tres minutos y un segundo para deshacerse de su primer tronco de 60 (10:10). A partir de entonces, Vicente siempre se mantuvo en cabeza de la competición y fue aumentando su ventaja.
El azkoitiarra dio por terminado su último tronco de 60 pulgadas entre las advertencias del juez de que no estaba totalmente partido, pero finalmente el corte se dio por bueno.
En el ecuador de la prueba las referencias ya no podían ser engañosas. El navarro completó la mitad del trabajo en 22 minutos y seis segundos y Alberdi, en 26:13.
A la hora de hablar de apuestas, dicen los entendidos que los precedentes no valen, que solo cuenta cómo se encuentran los dos aizkolaris en el momento del desafío. Y este no fue el día de Alberdi. Probablemente, el azkoitiarra tiene potencial para dar mucha más guerra, pero en el coso tolosarra se le vio incómodo casi desde el primer hachazo, lejos de su mejor nivel. Apenas pudo presentar batalla. Para colmo, tuvo problemas en ambos antebrazos, y los intentos de Iñaki Azurmendi para relajar sus músculos no surtieron un gran efecto.
Vicente no se conforma
Vicente comenzó su segunda hilera, de nuevo, por las troncos de 60 pulgadas, mientras que Alberdi prefirió dejarlos para el final. Cuando el navarro se deshizo de los troncos mayores, tenía ya más de tres minutos y medio de ventaja sobre su rival. El vencedor, en cualquier caso, no se conformó tan solo con gestionar su renta y asegurar la victoria. Trató de mantener el ritmo para realizar la mejor marca posible, aunque ya se hubiera escapado del alcance de Alberdi. El de Otsagabia daba claras muestras de fatiga cuando se tomaba unos segundos para descansar sobre la madera, pero enseguida volvía a la carga con una intensidad similar.
Cuando Vicente cortó su última pieza, Alberdi estaba todavía en pleno via crucis, en su antepenúltimo tronco. El navarro, muy fatigado, levantó los dos brazos flanqueado por sus ayudantes, su padre Daniel y su primo Eneko Saralegi, mientras escuchaba los cánticos victoriosos de los numerosos aficionados llegados desde Navarra. Vicente ya cuenta con una nueva gesta para agrandar su leyenda.