un servidor, amante del fútbol y loco del ciclismo, le duele en el alma cual puñalada trapera cada trampa que trasciende en el mundo de las dos ruedas. Los varapalos que me suponen los “resultados adversos” en los controles antidoping van más allá de la identidad del protagonista, de su nivel deportivo o de las carreras que haya conseguido ganar: responden más bien a una cuestión de sentimiento, de sentirse estafado. A uno se le revolucionan las mariposas del estómago cuando el pelotón de la Milán-San Remo empieza a subir el Poggio, cuando los mejores Flandrienso cuando el Giro nos regala una de esas etapas que solo en Italia saben diseñar. Pero golpes como los descritos llevan a menudo al aficionado txirrindulari a preguntarse si todo aquello que tantas emociones le genera no es solo una pantomima tras la que se esconden toneladas de barro. “¿Nos están engañando?”. Quizás pecando de iluso, todavía defiendo que no, que es todo real y que no nos estamos tragando una película de ciencia ficción. El día que piense lo contrario, dejaré de disfrutar con las bicis y, por lo tanto, de seguir sus competiciones y sus noticias.

SIN CONSPIRACIONES

Lo mismo me ocurre con el fútbol. Si creyera que existe una campaña arbitral para desbancar a la Real de los puestos de Champions y colocar ahí al Barcelona, me centraría en seguir deportes menos sujetos a los contubernios como el voley o el curling. Todos nos equivocamos a la hora de desempeñar nuestros trabajos, y es lógico que también lo hagan los colegiados, sujetos a una tarea difícil que se complica aún más cuando media la obligación de interpretar en cuestión de segundos. ¿Falló Mateu en Cornellà-El Prat? Repasada la jugada, transcurridas unas cuantas horas y escuchadas distintas opiniones de expertos en la materia, sigo sin tenerlo claro. El rebote en el colegiado cambió por completo la naturaleza de la jugada: obligó a Isak a retrasarse, el sueco arrastró con él a Cabrera y se generó así un espacio clave para el posterior envío profundo de Januzaj. Ahora bien, cuando el balón cayó a los pies del propio Isak, el árbitro entonó el “sigan, sigan”, y todo lo demás sucedió ya a posteriori ¿Concede el reglamento la potestad de rebobinar una vez conocido el resultado de toda la acción? Estaría bien que saliera alguien de ahí dentro para explicarlo. Si la respuesta fuera sí, tocaría agachar la cabeza.

UN MUY BUEN PARTIDO

Anularon el gol y perdió luego la Real. Pero no todo fueron malas noticias en el campo del Espanyol. Salvando las múltiples distancias existentes, el encuentro me recordó al que el equipo disputó el pasado 11 de abril en el campo del Valencia. Ocho días después de levantar la Copa del Rey, el cuadro txuri-urdin se plantó en Mestalla lastrado por una nómina de bajas en la que destacaban las de Merino y Silva, lesionados en La Cartuja. Los de Imanol se adaptaron a las circunstancias, Urko González de Zárate jugó de pivote, Carlos Fernández lo bordó en la tercera altura de la medular y el resultado de todo ello fue un auténtico partidazo que no terminó en victoria por culpa de una polémica decisión arbitral. Sí, hay vida sin nuestros dos centrocampistas más diferenciales, principalmente porque hay vida, análisis y muchas vueltas a la cabeza en nuestro cuerpo técnico. Pese a que a la Real le faltaban ante el Espanyol dos motores importantes de su juego interior, los pericos dieron prioridad, como Valencia y Mónaco la semana anterior, a tapar dentro. Imanol pareció esperar algo así. E hizo emerger el fútbol exterior de un cuadro blanquiazul capaz de hacer daño desde todos los sectores del campo, también desde las bandas. Mereció la victoria, con creces además.

LA COPA y JANUZAJ

Durante la media hora final de partido, el cuadro txuri-urdin abrió el campo con dos encaradores natos como Barrenetxea y Januzaj. Donostiarra y belga también fueron la pareja de extremos el 19 de diciembre de 2019 en Palencia, contra el Becerril. Y volvemos aquí a los paralelismos: primera ronda de la Copa del Rey, ante un rival de la cuarta categoría del fútbol estatal y en un campo grande que el adversario utiliza de prestado. Contra equipos menores que apuestan por el repliegue y el blindaje atrás, como supuestamente hará mañana el Panadería Pulido, generar unos contra uno por fuera y abrir el balón a los futbolistas con mayor capacidad de desborde debería bastar para superar eliminatorias así, igual que resultó más que suficiente hace dos años en tierras castellanas. Pero cuesta creer que el propio Janu sea uno de esos instrumentos elegidos para meter mano a los canarios. Jugó aquel partido en La Nueva Balastera porque entonces era simple y llanamente el suplente de Portu. Ahora, mientras, su estatus es otro, simple y llanamente porque Adnan ha evolucionado. Hubo un tiempo, nada lejano, en el que el 3-4-2-1 de Bob Martínez complicaba que el 11 blanquiazul, jugador de banda a secas y sin sitio como carrilero, fuera convocado por Bélgica. Pero hoy es el día en el que el extremo se ha convertido en un futbolista mucho más completo y de registros más variados, con acreditada capacidad para enredar cerca de la mediapunta. Si sigue así, justo dentro de un año debería estar concentrado en Catar con Hazard, De Bruyne y compañía.