os zumarragarras celebraron ayer el día de Santa Isabel. Lo de celebrar es un decir, claro, pues no hubo actos festivos y solo tuvieron lugar la misa y la ezpata dantza. Seguro que más de uno le pidió a la virgen que el de 2021 sea el último día de Santa Isabel sin abrazos ni trikitixa.

Al igual que el resto de los consistorios, el Ayuntamiento de Zumarraga no ha organizado fiestas. Solo se celebraron la misa y la ezpata dantza, en honor a la cultura y la tradición. Como en 2020, solo pudieron acceder a la ermita las personas que habían conseguido las invitaciones repartidas por el Ayuntamiento y en la plaza se pusieron sillas para que los vecinos siguieran la ezpata dantza sentados y quietos.

Los que no consiguieron una invitación ni una silla, pudieron seguir la ezpata dantza en UTB y en la web zelaiarizti.eus.

Los capitanes de la ezpata dantza fueron Lide Mendiaraz, Joseba Arratibel, Paula Urteaga y Nekane Martín. Mendiaraz se estrenó como capitana. Esta urretxuarra (de madre y abuela zumarragarras) tiene 23 años y trabaja en una consultora de comunicación de Gasteiz. Comenzó a bailar relativamente tarde. “No empecé de niña. Tenía ya 12 años cuando comencé a bailar en el grupo Irrintzi. Mis amigas bailaban en Irrintzi y, como hacía gimnasia rítmica y me gustaba bailar, me animé”.

Por lo tanto, una pequeña parte del gran día de ayer les corresponde a sus amigas. Estaba muy emocionada, claro. “Siempre bailamos muy a gusto, pero la ezpata dantza es muy especial. Hasta ahora no me había sentido preparada para bailarla, pues no podía ir a todos los ensayos. Este año he tenido más tiempo para ensayar y he decidido que ahora o nunca”.

Los dantzaris del grupo Irrintzi tienen que decir a sus compañeros si se sienten preparados o no para bailar la ezpata dantza y después se elige a los cuatro capitanes en base a los méritos acumulados durante el año.

Como es lógico, Mendiaraz se llevó una gran alegría cuando supo que sus compañeros la habían elegido. “He estado más nerviosa estos días anteriores que hoy, pero tengo que reconocer que me he puesto un poco nerviosa cuando hemos entrado en la ermita. Para cuando he empezado a bailar, me he tranquilizado. Me he quedado a gusto con cómo he bailado”.

Tras la ezpata dantza de la plaza, dantzaris y txistularis acudieron a un conocido restaurante de Zumarraga. Muchas cuadrillas también celebraron comidas. En los brindis, todos los zumarragarras pidieron que el año que viene las cosas sean muy distintas: que haya abrazos, trikitixa y bajada y que desaparezcan las mascarillas. Solo desearon que se repita una cosa: ¡el buen tiempo!