- En muchos pueblos están pinchando música en los balcones para hacer más llevadero el confinamiento. En Zumarraga la discoteca la ha montado Iñaki Aldalur, un joven de 17 años que es miembro de una familia con gran tradición musical. Vive en el número 10 de la calle Soraluze: todos sus vecinos son familiares y prácticamente todos músicos.

Aldalur está estudiando 2º de Bachillerato en el liceo de Urretxu. Reconoce que lleva la música en la sangre. Su madre, Amaia Arratibel, toca el piano, fue miembro de la coral Kimets y de vez en cuando canta con la coral Goiargi. Su padre, el legazpiarra Oskar Aldalur, es técnico de sonido. Trabajó con los grupos Bries y Gogor.

Iñaki empezó en la escuela de música con siete años. Toca en el grupo de txistularis Antxiñako Ama de Zumarraga y está aprendiendo a tocar la dulzaina con los dulzaineros de Urretxu. Ha solido ayudar a su padre a montar equipos de música y cuando vio en la televisión que en varias ciudades y pueblos de Euskadi habían montado discotecas en los balcones para amenizar el confinamiento, le propuso a su padre poner un par de altavoces y un juego de luces en la ventana de casa.

La fiesta suele ser después de los aplausos a los profesionales sanitarios y dura algo menos de una hora. "Ya que hay que pasar la cuarentena, si puede ser con alegría, mejor", comenta Iñaki.

Comenzaron la semana pasada. Sus padres le ayudan a hacer la selección musical: The Police, AC/DC, Bruce Springsteen, Queen, grupos vascos como Gozategi, En Tol Sarmiento y Vendetta... "Hemos tenido una buena respuesta. La gente sale a los balcones a cantar y bailar y hay quien nos pide canciones por WhatsApp. Nos dicen que los pasan muy bien cantando con el resto de los vecinos y que sigamos así".

Pero sus mayores fans son sus vecinos y, a su vez, familiares. Las responsables de que el número 10 de la calle Soraluze sea el portal de Zumarraga con más músicos por vivienda son las hermanas Maritxu y Rosarito Mendizabal. Las dos estudiaron piano y han transmitido su amor por la música a sus hijos y nietos.

En el portal viven tres hijos de Maritxu: Mailo, Amaia y Mariaje. Mailo es la única que no tiene estudios de música. Mariaje es txistulari y estudió Magisterio Musical. Imparte clases de txistu y flauta travesera. Además, tocó en la banda de Zumarraga, cantó en la coral Kimets y organiza y dirige los conciertos de txistu de Zumarraga.

Otro hijo de Maritxu, Javier, no reside en Soraluze 10, pero regenta la óptica situada en uno de los bajos del edificio. Javier estudió piano, dirige la coral Goiargi y el coro del colegio Gainzuri y canta en el coro Hondore. Su pareja, Nerea Urkiola, es profesora de piano, cantó en Kimets, canta en Goiargi y Hondore y dirige el coro de Gainzuri con su marido. La hija de ambos, Maialen, toca el violonchelo y canta en la coral de Gainzuri.

En cuanto a Rosarito, su marido Joxe Lizarralde cantó en el coro de tiples del añorado Don Santiago y es txistulari. El hijo mayor de ambos, Mikel, dirige el coro de la parroquia de Zumarraga y es el organista del templo. Además, canta en la coral Goiargi y toca en la banda de Zumarraga.

Su hermana Ana cantó en la coral Kimets, toca el violonchelo y el piano y es la secretaria de la escuela de música de Zumarraga y Urretxu. Su hijo mayor, Aitor, tocaba la flauta. Su hijo pequeño, Markel, toca la guitarra.

La fiesta disco está muy bien, pero... ¿para cuándo un concierto de los Mendizabal y sus agregados?

Las zumarragarras

Maritxu y Rosarito Mendizabal han transmitido su amor por la música a sus hijos y nietos