- Tras sumar 421 casos positivos de covid-19 entre el jueves de la pasada semana y este último lunes y alcanzar una tasa de incidencia de 7.089 casos por cada 100.000 habitantes en los últimos catorce días (la más alta desde el estallido de la pandemia), Azpeitia se encuentra sin apenas margen de maniobra a las puertas de sus queridas y esperadas fiestas de San Sebastián.

La pandemia lo está condicionando todo y, en vista de la grave situación sanitaria que vive la localidad de Urola, todo hace presagiar que este año tampoco habrá lugar para las celebraciones en unas fechas que, por sus propias características, son propicias para los encuentros y las aglomeraciones de personas.

En cualquier caso, no será hasta la próxima semana cuando el Consistorio local tomará una decisión en torno a la suspensión o celebración de las fiestas y, de manera especial, de sus eventos más emblemáticos: la tamborrada de adultos que recorre las calles de la villa la víspera de San Sebastián y la tamborrada infantil del día 20.

Representantes del Consistorio azpeitiarra reconocieron ayer a este periódico que "según las recomendaciones y directrices emitidas desde el Gobierno Vasco está claro que no se dan las condiciones para poder celebrar las tamborradas, especialmente la de adultos que, por sus características, reúne cada año a cientos de personas en Plaza Nagusia".

Aún así, el Ayuntamiento se reunirá este viernes con los representantes de las compañías que participan en la tamborrada infantil y el próximo lunes hará lo propio con los de las agrupaciones de la tamborrada de adultos: "Será después de escuchar a los agentes implicados en la fiesta y de realizar un análisis conjunto de la situación cuando se decidirá qué hacer", avanzan desde el Consistorio.

Sea como fuere, dada la elevada incidencia del covid-19 en el municipio, es evidente que este año Azpeitia tampoco podrá celebrar sus sansebastianes con normalidad. Está por ver si la localidad se anima a organizar algún acto que, de llevarse a cabo, deberá hacerse implementando estrictas medidas que garanticen la seguridad y la salud de una población que, al margen de las habituales excepciones, no está para mucha fiesta.