ras superar una rampa que garantiza las condiciones de accesibilidad, unos elegantes jardines verticales presiden la entrada a una sala de 300 metros cuadrados equipada con grandes y cómodos bancos separados por la distancia que requieren los protocolos actuales establecidos por las autoridades sanitarias para evitar la propagación del covid-19. Al fondo se vislumbra un pequeño escenario con un árbol, un atril, un micrófono, varias tomas que posibilitan la conexión de diferentes instrumentos musicales, un proyector y una pantalla; mientras que la generación del ambiente deseado queda en manos de un moderno sistema de iluminación con control remoto que permite realizar hasta 80 juegos de luces diferentes.

Carente de cuadros, figuras y cualquier tipo de ornamentación de índole religiosa, el equipamiento bien podría haber sido concebido para albergar espectáculos escénicos de pequeño y mediano formato. Sin embargo, nada más lejos de la realidad; toda vez que la descripción realizada se corresponde con el nuevo recinto para homenajes y despedidas civiles acondicionado por la Funeraria Carmona en el local de la calle Ibaiondo de Azpeitia que en su día ocupó la fontanería Bikendi.

Creado como sala "multiconfesional" para dar el último adiós o rendir homenaje a cualquier persona "al margen de sus creencias religiosas", el nuevo equipamiento promovido por el matrimonio formado por Antonio y Montse a apenas 50 metros de distancia del tanatorio de la Funeraria Carmona que regentan desde hace ya tres décadas, abrirá sus puertas el próximo viernes, día 26 de marzo. Y lo hará "con un breve acto inaugural que tendrá lugar a las 11.00 horas y con una jornada de puertas abiertas que se pondrá en marcha una hora después con el objetivo de que todas las personas que lo deseen puedan ver las nuevas instalaciones", avanza una ilusionada Montse, que no oculta "los dolores de cabeza y las noches sin dormir" que ha tenido que pasar hasta ver materializado el que es, hasta ahora, su último "proyecto de futuro".

Y es que, según señalan Antonio y Montse, "fue en septiembre del año 2019 cuando empezamos a planificarlo todo pero la irrupción de la pandemia nos condicionó las previsiones que teníamos inicialmente". Aún así, en septiembre del pasado año pudieron poner en marcha las obras basadas en el proyecto original diseñado por el aparejador azpeitiarra Alain Bastida y "gracias a la excelente labor que han realizado los distintos gremios, el nuevo recinto ya es una realidad", subraya la pareja.

La opción de habilitar una sala multiconfesional para posibilitar la celebración de todo tipo de homenajes y despedidas civiles comenzó a rondar por la cabeza de Antonio y Montse hace ya mucho tiempo, pero fue hace ocho años cuando esa idea cogió fuerza. Según cuentan, "era algo que ya habíamos hablado pero tras el fallecimiento de una amiga íntima nos marcamos el objetivo de construir un equipamiento que diera respuesta a una necesidad que la sociedad empezaba a demandar cada vez con más fuerza".

En cualquier caso, los responsables de la funeraria ya están en condiciones de poder abrir el que es el primer recinto privado para homenajes y despedidas civiles de Azpeitia; una sala con capacidad para albergar a 150 personas pero que, dadas las limitaciones decretadas para intentar frenar la expansión del coronavirus, iniciará su andadura con un aforo del 35%.

"Al principio solo se podrán organizar actos para unas 50 personas. Es una pena pero ya llegarán tiempos mejores y esperamos que pronto la nueva sala pueda funcionar con toda su capacidad", indican los promotores del proyecto que, además, destacan la formación que han recibido sus empleados para poder dar "el mejor servicio posible" a personas de diferentes creencias religiosas: "Tenemos hasta un trabajador de origen árabe que se ha formado como maestro de ceremonias", puntualiza Montse, consciente de la necesidad de adaptarse a la nueva realidad social para que su nuevo negocio tenga éxito.