El paseo de Francia vuelve a ser este año el escenario escogido para el Mercado de Navidad de Donostia, que cuenta en total con 40 puestos adornados y repletos de productos típicos de estas fechas tan señaladas. El circuito del mercado se extiende además hasta la plaza Ramón Labayen, donde los dueños de los puestos no han tenido mucha suerte hasta ahora debido al mal tiempo. Este periódico se ha acercado allí para saber qué productos se pueden encontrar.

Álvaro Vinasco ha venido desde Madrid

para vender productos garrapiñados. En Garrapiñadas mi tierra, su empresa, venden todo tipo de frutos secos garrapiñados y también suelen hacerlos en la propia caseta del mercado. Empezaron a trabajar el 26 de noviembre, pero Vinasco explica que no han podido abrir durante dos días seguidos. "Si hace mal tiempo, vienes a abrir la caseta a las 11.00 horas e igual te dicen que tienes que cerrar a las 12.00 horas por el mal tiempo. Estamos en un momento, y creo que no es solo mi caso, en el que no estamos vendiendo mucho por el mal tiempo", explica Vinasco.

A pesar de que hayan empezado con buen pie, opina que a partir de la semana que viene todo mejorará. "Creo que la gente vendrá a comprar cosas para sus familiares y para las navidades. Espero que vaya bien, pero no sabemos qué decir por ahora", destaca.

En otro puesto se puede ver colgado un cartel con el nombre de Kijani Cosmetics. El dueño es el italiano Alberto Scimeca y vende productos hechos a mano en el laboratorio que tiene en Catalunya. "Mi marca se llama Kijani, que en suajili significa natural o verde. Se usa para las dos cosas. Vendemos productos hechos con las plantas que cultivamos nosotros en Cataluña", indica Scimeca.

En enero van a mudar su empresa a Gasteiz, ya que la mayoría de las ferias a los que acuden se celebran en Euskadi. "Vendemos productos de cosmética hechos a mano, sin ningún añadido químico. Empezamos hace tiempo con el champú sólido que, por suerte, en los últimos tres años se puso de moda y queremos que se conozca porque va mucho mejor que el líquido. Tenemos distintos modelos para amoldarse al tipo de pelo que tiene cada cliente", destaca.

También tienen jabones, bálsamos y aceites esenciales. Intentan usar envases sin plástico y la mayoría son de cartón reciclado. "El gel de ducha es el único que tenemos todavía en un envase de plástico, pero es un plástico reciclable. Cuando terminemos de vender estos, hemos pensado que vamos a poner en envases de bambú", subraya. Intentan que los precios sean "lo más económicos posibles" para los clientes. "Pero intentamos no comprar las cosas y producir todo nosotros. Eso significa que tenemos que tener una ganancia. Pero bueno, de media los productos valen seis, siete, ocho o diez euros, o sea, que tampoco es tan caro", añade.

Además, este año han añadido nuevos productos a su colección. "Por ejemplo, ofrecemos unos difusores ambientales para nuestros aceites esenciales también producidos por nosotros. Hemos puesto también productos para el baño, como sales o bombas de baño, que no solamente tienen un efecto relajante, sino también energizante", explica.

Y también preparan cajas de regalo de varios tamaños para poder regalar en navidades. "Tenemos estos packs en los que nosotros no ofrecemos nada, en el sentido de que damos la caja al cliente y ellos lo llenan con lo que quieran. Cuantas más cosas compren, mayor es el descuento que les hacemos", indica.

La bota de olentzero

Juani Paniagua y Yurena Sánchez son las dueñas de Gure galtzerdia. "Nuestro producto clave es la bota de Olentzero para que no tengamos siempre la de Papá Noel por todas partes", explican esta pareja de madre e hija de Lazkao.

Tienen el souvenir de Olentzero de distintos tamaños y estilos. "La pequeña, que es tipo llavero para colgar en el árbol, vale 16 euros; la mediana sin personalizar vale 34, y personalizada, 40. Y si va con el lauburu o con el eguzkilore vale 42 euros", concreta Sánchez.

Gure galtzerdia es una marca patentada, y el éxito de este producto llegó tras un proyecto que pusieron en marcha en Zumarraga y Urretxu hace dos años. "En navidades la asociación de comerciantes nos preguntó qué podíamos poner en los escaparates de las tiendas. Querían algo que fuese diferente a otros años. Les dibujamos esta bota y les gustó. La hicimos de tamaño gigante para todos los escaparates y tuvo tanto éxito que dijimos que íbamos a patentarla. Es un producto de aquí, y no solo porque sea navidad, sino porque representa el atuendo que se ponían en los pies los antepasados para ir a la huerta y para trabajar", destaca Paniagua.

  • Donostia, capital europea de la Navidad

A pesar de la pandemia, la gente empezó a comprar la bota por su página web y ahora están intentado sacar el negocio adelante.

También venden saquitos térmicos para el frío, que están hechos con semillas para calentarlos en el microondas; unas bolsas bordadas que son repelentes al agua y las canastillas de los bebés. "Hacemos todos los productos a mano. Tenemos una habitación montada en casa y allí lo bordamos, diseñamos y cortamos todo. No hay nada que venga de fuera", subrayan.

Desde Menorca

Sara Menéndez es la dueña del taller Edén, ubicado en Menorca. "Yo vendo pasadores principalmente, y también tengo collares y broches. Todos son hojas o flores hechas en cuero y los solemos hacer nosotras. Para ello, utilizamos una pintura especial", explica Menéndez.

Hacer los pasadores de cuero de este estilo es algo que aprendió de su madre. "Ella empezó queriendo hacer una rosa en cuero y luego le puso la hoja de abajo y después se le ocurrió crear las hojas. Realmente son algo que hay en la naturaleza y nos parece algo original. Las hojas tienen un precio de entre ocho y catorce euros y las flores cuestan entre quince y 25 euros", destaca Menéndez.

Es la primera vez que viene a Donostia, y tiene claro el motivo. "El norte tiene fama de que le gusta mucho la artesanía y que se vende bien, y hemos decidido averiguarlo en esta feria de Navidad. Pero es verdad que el tiempo no nos está acompañando y no sabremos si tendremos éxito", lamenta.

Junto a ella también estaba Erika Hartje, una artesana que también vive en Menorca y hace joyas. "Yo tengo mi caseta en el paseo de Francia, pero como hace tan mal tiempo no he podido abrir. Hago las joyas a mano y uso plata y piedras preciosas para ello", explica Hartje.

Para ella también es la primera vez en Donostia y ha venido por el mismo motivo que su compañera. "Cuando el turista vasco va a Menorca vemos que valoran la artesanía y los productos hechos a mano. Sabemos que los vascos aprecian nuestro trabajo y he venido con ese fin. Nadie contaba con este tiempo, pero tenemos esperanzas", concluye.