a fiesta de Caldereros también ha enmudecido y no inundará de sonidos de martillos y sartenes las calles de Donostia en la tarde y noche de hoy, lo que dejará a cientos de personas sin su cita anual ineludible. Unos y otros comprenden la situación aunque a la “pena y resignación” se une la ilusión por la edición de 2022. Los discos con las composiciones de Raimundo Sarriegi para esta comparsa, uno de ellos de la sociedad Gaztelubide y la coral Santa Cecilia, de hace décadas, y otro de los Caldereros de Gros, de 2009, permitirán escuchar en casa Begi urdin bat y el resto de melodías de una fiesta que se celebra al menos desde 1884. Y quien quiera podrá acompañarse del tintineo de martillos y sartenes... en la cocina.

El director del coro de la Comparsa Primitiva, una de las dos que recorren habitualmente las calles de la Parte Vieja y van parando para cantar las canciones de la fiesta, recuerda que esta antigua celebración se ha suspendido en algunas ocasiones por motivos meteorológicos y de cariz político. Tras doce años en la comparsa, resalta que la fiesta cada año le ha ilusionado más, pero ahora “no puede ser”.

“Ya en octubre decidimos que no saldríamos y en diciembre lo comunicamos”, dice este donostiarra vecino de la Parte Vieja, que explica que entonces ya pensaron que no habría “condiciones mínimas ni para nosotros ni para la gente que viene a vernos”. “La gente lo está pasando muy mal y habrá compañeros de la comparsa que se habrán quedado por el camino, además de algunos que nos suelen venir a ver. También hay médicos y sanitarios en nuestras filas y no está el horno para bollos”, señala Barandiaran, que añade: “Lo teníamos masticado desde hace tiempo”.

En casa

“Estaré dando la tabarra”

A pesar de ello, y aunque dice ser de quienes no aprecian los “simulacros como el de San Sebastián”, hoy tendrá un recuerdo para la fecha. “Si no hay fiesta no hay. No me gusta el quiero y no puedo, pero al final seguro que saco el sombrero del armario, lo pongo en la sala y estaré dando la tabarra a mis hijos, que salen conmigo en la comparsa”, dice. Poniéndose en el papel de gitano que llega de Hungría y repara las cazuelas agujereadas de los donostiarras, como representa la comparsa, confía en volver a la ciudad. “Esperamos a que descubran la vacuna húngara y retornar con más ilusión en 2022”, dice.

Por su parte, el director de la Comparsa Tradicional de Caldereros desde hace catorce años, Ibon Otaegi, siente “pena” por no poder salir esta noche, en la que se celebra una fiesta “con mucha alegría y muy entrañable”. “La noche de caldereros es una noche muy especial para mí. Te juntas con gentes que igual no ves en todo el año, todo el mundo está contento y cantamos unos temas que vienen de 1884”, recalca. “Es una fiesta especial porque sale gente de todas las edades y de todo tipo y cantamos juntos; es muy bonito”.

Otaegi subraya que esta celebración tiene momentos “muy entrañables” como, por ejemplo, cuando el coro dedica sus voces a la placa de Raimundo Sarriegi. “Hay momentos de emoción muy fuerte, miradas de emoción con la compañera o el compañero”, recalca. Asimismo, recuerda que las letras de las canciones son un tributo a Donostia. “Es una homenaje a la ciudad porque venimos los caldereros cantando, decimos que venimos de Hungría a arreglar las cazuelas y nos sorprendemos con qué bonita es la ciudad… Vamos, que nos echamos flores y nos unimos todos en ello”.

Este donostiarra nacido en Intxaurrondo y muy vinculado a la Parte Vieja porque ha sido también dantzari de Kresala, recuerda que más de un año ha salido en Caldereros y al día siguiente, en la comparsa de Iñudes y Artzaiak, que tampoco podrá animar las calles mañana.

Para quitar un poco la pena por la suspensión de la fiesta, la Comparsa Tradicional ha elaborado un vídeo que empezó a ser difundido ayer por Donostiako Festak (visible también en www.noticiasdegipuzkoa.eus) para, al menos, hacer un guiño y un recuerdo a la celebración anulada por la pandemia.

En Loiola

“Este año me falta algo”

También harán un gesto dedicado a los caldereros en Loiola y la escultura de la plaza de las Lavanderas quedará convenientemente vestida de zíngara. “Siempre vestimos a la lavandera con la ropa de San Sebastián, caldereros, etc… y esta vez no va a ser menos, aunque no salgamos por las calles”. Así lo recalca Estitxu Artano, que lleva al frente de la comparsa de Loiola los 29 años de existencia de la agrupación. Con el tiempo, ha ido creciendo y ahora está compuesta por unas 150 personas, con muchos escolares incluidos. “Yo estaba en el grupo de tiempo libre para jóvenes Zuhaitz y nos animaron a crear la comparsa de caldereros”, recuerda Estitxu. Los responsables de la idea fueron su padre, Tomás Artano (Medalla al Mérito Ciudadano por su trabajo en el Club Deportivo Loiolatarra), y José Antonio San Martin “Topete”, que ayudaron a la formación festiva.

La suspensión de hoy impedirá homenajear a Peio Aranzabal, que fue reina de la comparsa, fallecido el pasado año. “Se me hace muy raro, este año me falta algo”, dice Artano, que recuerda que, otros años, los días previos a la fiesta son una locura llena de alegría. “Además, yo suelo maquillar a la reina y es un guirigay”. Pero, igual que los caldereros de Gros, Amara y resto de barrios donostiarras donde han ido naciendo las comparsas, esperarán a tiempos mejores.

“Siento pena porque es una fiesta con muchas sonrisas, alegría y muy entrañable”

Director de Comparsa Tradicional

“Vestiremos la estatua de la lavandera de calderera para recordar la jornada de hoy”

Fundadora de la comparsa de Loiola

“La gente lo está pasando mal y no se puede salir, pero sacaré el sombrero del armario”

Director de la Comparsa Primitiva