o que se planteó como un órgano de participación ciudadana ha desarrollado unos niveles de burocratización extremos". Las asociaciones vecinales y sectoriales que integran la Junta del Distrito Este volvían a expresar recientemente su hartazgo y cansancio con la situación de un órgano, creado hace ya dos años y medio, que no funciona como debería.

El diagnóstico lo comparten todos, agrupaciones y grupos políticos tanto de la oposición como del Gobierno municipal. "Tenemos una organización municipal que nunca ha trabajado con una junta de distrito y una junta que nunca ha trabajado como tal antes, tenemos que aprender todos, ese es el gran reto", añadió el jeltzale Martin Ibabe, presidente de la junta; también el alcalde, Eneko Goia, reconoció que el Consistorio no está preparado para funcionar con el distrito.

"La falta de coordinación y comunicación impide avanzar", reiteraban las asociaciones en un comunicado reciente. Con intención de solucionarlo, el alcalde se comprometió a intentar mejorar la comunicación con el Ayuntamiento y en la última reunión de la junta en noviembre la responsable de Participación Ciudadana y el coordinador general del Ayuntamiento presentaron algunas medidas en ese sentido.

En esa misma reunión, en la que participaron los cuatro nuevos integrantes de la junta (se cambió el reglamento y ahora participan diez miembros de las asociaciones y nueve de los grupos políticos municipales), se comunicó que se han desbloqueado 325.000 euros para poder ejecutar algunos de los proyectos previstos por la Junta del Distrito.

La partida supone alrededor del 25% del presupuesto previsto para este 2020, insuficiente para las asociaciones, que mostraron su desacuerdo también por la forma de presentar la decisión. Al menos, parece que los últimos movimientos han permitido reactivar en cierto modo el trabajo y en la última reunión fueron varias las propuestas planteadas por las asociaciones. Un reconocimiento a la corporación altzatarra de 1936 o estudiar la inclusión de nombres de mujeres en el callejero del Distrito fueron dos de los proyectos planteados.

Tras años de debates y la creación de una comisión para estudiar el tema, el Ayuntamiento aprobó en 2014 la creación de cuatro distritos en la ciudad, con intención de configurar primero el de la zona este que englobaría Altza, Herrera, Intxaurrondo y Bidebieta. Tardaron todavía cuatro años más en hacerlo y fue a finales de junio de 2018 cuando, tras convocar elecciones entre las asociaciones para elegir a sus ocho representantes, se creó la Junta del Distrito Este bajo la presidencia del socialista Miguel Ángel Díez (los grupos políticos tenían siete representantes).

Comenzaron a arrancar, crearon distintos grupos de trabajo y en 2019 tuvieron un presupuesto asignado para desarrollar distintos proyectos, que fueron seleccionados en mayo. Sin embargo, tras algo menos de un año de trabajo, llegó el primer parón importante, motivado por las elecciones municipales.

Segundo parón

La pandemia

La Junta del distrito no volvió a reunirse hasta finales de noviembre, una vez renovados sus representantes políticos y vecinales. Así, parte del presupuesto de 2019 quedó sin ejecutar y se sumó al de 2020.

En marzo, sin embargo, llegó la pandemia y, como consecuencia, el segundo parón importante en menos de dos años. La Junta volvió a reunirse en verano, pero su presupuesto (también los remanentes de 2019) estaba congelado como consecuencia de los ajustes presupuestarios del Consistorio.

En esa situación de "bloqueo" y "absoluta falta de información", las asociaciones, que volvieron a mostrar su malestar y preocupación, convocaron al alcalde, Eneko Goia, y al concejal de Hacienda, Jaime Domínguez Macaya, a una reunión para analizar, precisamente, la "falta de colaboración" entre el Consistorio y el distrito Este. Advertían, asimismo, de que la situación había empeorado esta legislatura. Criticaban la falta de información y que las pocas decisiones adoptadas se veían paralizadas después por el Ayuntamiento.

Fue la semana pasada cuando se confirmó, finalmente, que la Junta del Distrito podrá utilizar los citados 325.000 euros. Se destinarán a recuperar el bolatoki de Herrera en Arrobitxulo, a ensanchar la acera de Roteta Goikoa, a recuperar el mobiliario histórico de la tenencia de alcaldía de Altza y a colocar breves biografías en las calles con nombre de mujer, además de a organizar actividades de sensibilización y formación en igualdad y feminismo. Son todos ellos proyectos del año pasado, que se sumarán a los que sí se pudieron aprobar antes de la pandemia: la colocación de pistas deportivas en Altza, una acera resbaladiza en Intxaurrondo, la renovación del suelo sintético del polideportivo de Mons, mejoras en el hogar de jubilados de Guardaplata o estudios sobre un bidegorri en Bidebieta y Altza. En breve se ejecutará la rotonda entre el paseo de Herrera y Bertsolari Txirrita y la mejora de la iluminación bajo las vías del tren en Herrera y la colocación de un mural.

Sin embargo, más allá de estos proyectos concretos, este segundo parón y las consecuencias de la pandemia han vuelto a dejar en evidencia las carencias del distrito y su organización. La cuestión llegó también al último Pleno municipal, a raíz de una moción presentada por EH Bildu y Elkarrekin Donostia.

Debate

Ninguneo y burocracia

El concejal de la coalición abertzale Zigor Etxeburua censuró las "disfunciones" del organismo y el hecho de que las estructuras centrales del Ayuntamiento sean "un obstáculo" para ejecutar los proyectos decididos por la junta. Abogó por "cambiar de raíz" para que el distrito "sea eficaz, para que sus decisiones sean efectivas". Defendió que en los barrios del Este el trato no debe ser el mismo que en el resto de la ciudad: "Pedimos que se actúe diferente en favor de los que están peor, necesitamos más ayuda y más atención para equilibrar las diferencias que hay ahora".

En términos similares se expresó la concejala de Elkarrekin Donostia Marta Huarte, que hizo hincapié en la "desconfianza" surgida en la junta "porque el Ayuntamiento no respeta el distrito" y "sigue sin asumir la realidad de este instrumento". Censuró, asimismo, "dos años de ninguneo" y el hecho de que la burocracia actual que implica la gestión del distrito.

En ese último Pleno sorprendió, sin embargo, el portavoz del PP, un grupo que siempre ha abogado por los distritos. "Nadie se cree el distrito este", declaró Borja Corominas. "El equipo de gobierno no le da la capacidad ejecutiva para poder firmar, pero tampoco tiene mucho sentido dársela", afirmó, y añadió que no cree que sean necesarias estructuras administrativas suplementarias para hacer frente a los problemas de los barrios. "Si sigue funcionando como hasta ahora le veo el futuro muy negro", auguró.

"Comparto y no escondo la dificultad que tenemos, no solo por la situación sanitaria; es el primer paso para intentar solucionarlo", admitió el presidente de la junta, Martin Ibabe. De todas formas, incidió en que el Ayuntamiento trabaja en la zona este también al margen del distrito con proyectos que están en marcha.

2014. Tras años de debates en una comisión creada al efecto, el Pleno aprueba el reparto de la ciudad en cuatro distritos con los votos de PSE-EE, PP y PNV y la oposición de Bildu, en el Gobierno, partidario de crear solo el del Este.

2018. Se crea el Distrito Este y se convocan elecciones para elegir a los representantes de las asociaciones sectoriales y vecinales en la Junta del Distrito, que se constituyó el 29 de junio, bajo la presidencia del socialista Miguel Ángel Díez. Tras el verano, crean grupos de trabajo en distintos ámbitos.

2019. Tras nueve meses funcionando, llega el primer parón, con motivo de las elecciones municipales. Los representantes políticos cambian y se convocan nuevas elecciones para designar a los de las asociaciones en octubre. La nueva Junta de Distrito se constituyó a finales de noviembre bajo la presidencia del jeltzale Martin Ibabe. Las asociaciones piden cambios en el funcionamiento.

2020. Con la llegada de la pandemia, la actividad se vuelve a paralizar en marzo y el presupuesto asignado, de 1,33 millones, se congela. Aunque en verano se retoman las reuniones, el distrito no cuenta con fondos. Las asociaciones vuelven a mostrar su malestar y todos los grupos políticos reconocen que, dos años después, el distrito sigue sin funcionar. Esta semana el Gobierno municipal confirma que el distrito tiene 325.000 euros disponibles y se decide qué proyectos financiar.

Altza, Herrera, Intxaurrondo y Bidebieta. Cuentan con casi 45.000 habitantes, el 25% el conjunto de la ciudad, y tienen los peores indicadores socio-económicos de Donostia. Los ingresos están por debajo de la media y la tasa de paro rondaba el 11% en 2019, dos puntos por encima de la media. También la tasa de analfabetismo es dos puntos superior (5,6%) y la de abandono escolar prematuro (del 9%), casi tres puntos superior, según datos ofrecidos por las asociaciones que forman parte del distrito.

Junta. Tras la reforma recién aprobada recientemente, está formada por 19 personas: nueve representantes políticos (tres del PNV, dos de EH Bildu y PSE-EE y uno de PP y Elkarrekin Donostia) y diez de asociaciones sectoriales (Emanhar, Plazandreok, Altzania, Baile Showtime y Mestiza) y vecinales (Herripe, Oleta, Elkartasuna, Izbe y Osteguna).

El Consistorio ha liberado 325.000 euros para el Distrito, un 25% de su presupuesto, que se destinarán a proyectos aprobados en 2019