- El arnés colocado, el casco en la cabeza, colgados de una cuerda y, de reojo, una vista de la bahía... desde una nueva perspectiva. El circuito de tirolinas Canopy Donosti Aventura abrió sus puertas el pasado miércoles en el monte Igeldo, junto al parque de atracciones. Varias cuadrillas de chavales fueron las primeras en disfrutar de esta nueva experiencia entre árboles y cuerdas el día de su estreno y, desde entonces, poco a poco, van siendo más los que se han dejado atraer por esta nueva oferta de ocio.

La apertura de la instalación, que se ha ido retrasando por complejos trámites administrativos, se ve ahora condicionada por las exigencias de esta nueva normalidad, aunque eso también permitirá a sus responsables ir "poco a poco" adaptándose y haciendo los ajustes que sean necesarios. "Queremos hacer las cosas bien", cuenta el impulsor del proyecto, Adolfo Muriel, responsable del asador Alaia ubicado a la entrada del parque de atracciones y junto al pinar de unos 11.000 metros cuadrados que acoge ahora el campo de tirolinas. En cierto modo, cree que este verano atípico les servirá para ganar experiencia y poder trabajar más intensamente el próximo año.

Cuatro monitores especializados se encargan del circuito, del que pueden disfrutar niños a partir de nueve años. Hasta los catorce deben ir acompañados de un adulto pero, a partir de esa edad, pueden hacerlo solos (la altura mínima es de 1,40 metros). Es, según Muriel, un circuito destinado tanto a familias como a grupos de jóvenes y adultos. "También hay alguna empresa que está interesada y que nos ha llamado ya", explica, por lo que anima también a grupos de adultos a acercarse a Igeldo.

El itinerario, compuesto por distintas estructuras suspendidas de los árboles ya existentes (cuerdas, escaleras, puentes de madera...), se completa en unos 45 minutos y hay salidas cada hora y media durante todo el día (hasta las 19.00 horas). No es un parque de dificultad extrema, dirigido a un público más específico, sino más generalista, y su impulsor hace hincapié en que la seguridad está garantizada en todo momento, con una línea de vida continua que el usuario no puede desvincular para evitar accidentes.

La ubicación del circuito, en una parcela con vistas a la bahía por un lado y al mar abierto por el otro, es otro atractivo. Aunque los usuarios no suben a demasiada altura en los árboles, la sensación aumenta al tener el mar abajo.

Las medidas sanitarias derivadas de la pandemia también se han integrado en la atracción, con gorros desechables bajo el casco y gel hidroalcohólico a mano de los usuarios. Las mascarillas no son obligatorias, ya que es fácil respetar las distancias entre unos y otros, y los arneses y demás se desinfectan tras cada uso.

El proceso para abrir la atracción ha sido largo (Muriel presentó su idea por primera vez a Odón Elorza en 2008, aunque el proyecto se quedó en un cajón y lo retomó en 2015) y, una vez abierto, este verano estará inevitablemente condicionado por la situación sanitaria, con menos visitantes de los esperados, aunque Muriel cree que también en el parque de atracciones el turista local siempre ha sido importante y en que será su principal aliado. Confía en el boca a boca de las primeras cuadrillas que han estrenado el parque y espera contar en breve con una página web con toda la información para atraer a más aficionados.

Ubicado junto a la entrada del parque de atracciones, las tirolinas también diversifican y complementan la oferta de ocio de Igeldo, con una alternativa más aventurera para chavales a los que el parque se les ha podido quedar pequeño.

"Este verano será atípico, pero nos permitirá ir adaptándonos poco a poco y hacer las cosas bien"

Impulsor del parque Canopy Donosti

La atracción ha incorporado las medidas sanitarias necesarias, con gorros desechables bajo el casco y la desinfección del material

No es un itinerario extremo y está destinado a familias, a jóvenes y a adultos; ya hay alguna empresa interesada en llevar a sus trabajadores