donostia - Dos años después de empezar las obras y con varios retrasos a sus espaldas, la primera parte del ascensor inclinado de Morlans empezó a funcionar ayer por la tarde, alrededor de las 13.00 horas. Es el primer elevador de estas características de la ciudad, que está completado por un segundo ascensor desde el paseo de Pío Baroja hasta el de Aiete, en la zona en la que se ubicará el futuro centro de salud del barrio. Esa segunda parte del ascensor se estrenó el verano pasado.

Respecto a la primera fase, el ascensor inclinado tiene una pendiente del 26% y recorre 143 metros en alrededor de un minuto con una cabina con capacidad para 25 personas. Los trabajos han supuesto un coste de 1,4 millones de euros, más de lo previsto en un inicio por los problemas surgidos durante el proceso.

El primero fue el estado de la ladera: antes de acometer la instalación del elevador hubo que emprender trabajos para reforzar el asentamiento de la pared, que resultaron bastante más complejos y largos de lo previsto en un inicio. Los trabajos, además, implicaron el cierre del bidegorri de Morlans durante más de un año (se reabrió en julio de 2018). Una vez reforzado el terreno, arrancó la instalación de la estructura.

El último contratiempo llegó hace tres meses, cuando el Ayuntamiento tuvo que suspender la urbanización del entorno más cercano al ascensor, al percatarse de que esos trabajos invadían terrenos de titularidad privada.

Finalmente, ayer empezó a funcionar el ascensor inclinado que, junto con el segundo elevador desde el paseo Pío Baroja hasta el de Aiete, permitirá unir la zona baja de Amara y Morlans con Aiete y dará servicio a unas 4.000 personas. Permitirá, además, conectar los itinerarios ciclistas de estas dos zonas.

Tras su puesta en funcionamiento, fueron bastantes las personas que acudieron al lugar y subieron a probar el elevador.

larratxo El de Morlans es el primer ascensor inclinado de estas características en la ciudad pero no será el último: el Ayuntamiento ha encargado uno similar que se instalará en Larratxo. Las obras se adjudicaron en enero por 1,3 millones de euros y unirá el paseo de Larratxo con la calle Lau Haizeta, en las cercanías del cementerio de Altza. Salvará un desnivel de casi 32 metros y una distancia de 94 metros.

Primer ascensor. El elevador inclinado parte de la zona de Morlans y sube en paralelo al vial hasta la rotonda de Lazkano. Son 143 metros de distancia y un desnivel del 26%. La cabina tiene capacidad para 25 personas. Iba a estar completado para finales de 2017 o principios de 2018, pero hubo que asentar primero la ladera, una actuación que se prolongó más de lo esperado. El último retraso fue a causa de que la urbanización junto a las paradas ocupaba terreno privado.

Segundo ascensor. Conecta el paseo de Pío Baroja con el de Aiete, en la zona donde se ubicará el futuro centro de salud del barrio. Es un elevador vertical convencional que salva un desnivel de 6,4 metros con capacidad para trece personas. Se estrenó en verano.