El mundo de la ciencia y de la empresa se dan la mano en la persona de Javier García Cogorro, que está en pleno cursillo acelerado de donostiarrismo para recibir el Tambor de Oro. 

Desde hace mes y medio que se sabe que es el Tambor de Oro de este año, ¿está notando el cariño de los donostiarras?

La verdad es que cuando me llamó el alcalde fue una situación de emoción tremenda. Sabía lo que el premio significa para los donostiarras, y, desde ese momento, recibí un montón de muestras de cariño. Además, coincidió con que estaba aquí y en Navidades también pasé también aquí unos días. La verdad es que la gente te llama, te saluda y en los últimos días ha ido creciendo el asunto. Pero, sobre todo, noto la significación y el orgullo que implica ser el Tambor de Oro, porque realmente representada a la ciudad. Todo el mundo me dice que ahora todavía no me doy cuenta del todo, pero me iré dando cuenta del significado del premio conforme pase el tiempo. 

¿La agenda de estos días se resiente con la celebración?

El miércoles empecé con las celebraciones. Por la noche tuvimos una cena en La Perla con los merecedores de la Medalla al Mérito Ciudadano y miembros del Ayuntamiento. Fue una cena muy emotiva y la verdad es que entre estos eventos y toda la gente que conozco y me felicita, hay mucha actividad en torno al Tambor de Oro. Vengo con el ánimo de participar. La pasada semana estuve en Estados Unidos y esta semana estoy aquí con la intención de disfrutarla, de dejarme llevar, de aprender un poco más de la fiesta y meterme en ella. Voy haciendo todo lo que puedo por ahora.

¿Le han felicitado también los trabajadores?

Sí y, además, tengo ensayo de la Tamborrada con ellos.

¿Va a salir en alguna tamborrada?

Ellos me ayudan con la Marcha de San Sebastián porque me han propuesto salir con Gaztelubide y lo voy a hacer. Estaré en el tablado tocando la Marcha de San Sebastián en la Izada, que es la que estamos ensayando con los compañeros del trabajo. Y estaré en el edificio de la plaza de la Constitución en la Arriada. Ayer cogí el traje y fui a que me pongan el escudo. Voy de cocinero y estoy a la espera de las últimas directrices que me tienen que dar.

¿Qué es lo que más le sorprende de esta fiesta? 

Lo que más me sorprende es que todo el mundo está metido en la fiesta y, además, yo nunca había estado en una tamborrada. Aunque llevamos seis años implantados aquí, esta es la primera vez que estoy viviendo los preparativos y la fiesta el Día de San Sebastián. Poder vivirlo de protagonista es todavía más interesante. Veo que la gente se mete en la fiesta y, sobretodo por la pandemia, todo el mundo está todavía más ilusionado con la celebración.

¿Quiénes le van a acompañar en la cena de Gaztelubide?

Estaré con mi mujer y dos personas que significan mucho para mí, que me han ayudado mucho: mi colaboradora Carmen Salas y Ainhoa Aizpuru, que fue la diputada foral con la que empezamos a gestionar la implantación de Viralgen en San Sebastián, también en una víspera de San Sebastián.

¿Había conocido antes alguna sociedad gastronómica tradicional?

No, va a ser la primera vez. De hecho, el año pasado me sugirieron venir este año a la Tamborrada y a conocer la sociedad y resulta que la voy a conocer así.

¿Le gustan las angulas?

Sí. ¿Están en el menú? Pues las comeremos.

¿Personalmente, le gusta la gastronomía o la cocina, como a muchos donostiarras?

Sí... Me gusta la gastronomía pero no la parte ejecutora sino más bien la de comensal.  

Supongo que en su estancia en Donostia habrá conocido muy buenos restaurantes. ¿Alguno le ha dejado especial huella?

Es difícil decidir, pero lo que puedo decir es que nunca he comido mal en Donosti. 

¿Ha preparado algún discurso para recoger el Tambor de Oro mañana viernes?

He preparado algo pero ya veré cómo lo haré, si lo leo o improviso Estoy en esa dicotomía. Ya se verá.

¿Es aficionado a la música? 

Sí, me gusta mucho.

¿Qué le transmiten las melodías del compositor local Raimundo Sarriegi, que forman parte esencial de la Tamborrada?

Pues, sobre todo, me parece que es una música popular y muy pegadiza, que la gente siente como muy suya y eso es importante en la música. Yo estoy aprendiendo la Marcha de San Sebastián, pero ya sé que hay muchísimas más. El día de la entrega del Tambor también hay mucha música y sé que es una parte muy importante, como en la Izada, con la banda de música en directo. He visto en vídeo una tamborrada, para conocer ciertas cosas, pero estar ahí abajo, escuchar todo, con toda la gente y la banda, será un momento impresionante. Lo único que espero es que el tiempo acompañe.

¿Qué le dicen sus familiares del premio, viene alguno a compartirlo con usted?

Mi mujer está muy sorprendida porque tampoco conocía el Tambor de Oro y está superilusionada. También con mis padres, que son mayores, vienen de Madrid para el acto. Y uno de mis tres hijos, que ha volado desde Nueva York. Los otros no pueden. También viene mi socio de Valencia e inversores del fondo del País Vasco y Navarra. Viene mucha gente, además de los que me sorprendieron el pasado miércoles.

¿Cómo van las gestiones para hacerse con una casa en Donostia?

Bien, ya la hemos comprado pero está sin terminar, en la plaza Gipuzkoa. Mientras tanto estamos en una casa alquilada muy bonita en Miraconcha. Podemos esperar sin ninguna prisa. 

Ahora que quedan pocas horas para que arranque la fiesta y reciba su Tambor de Oro, ¿qué siente?

Una gran satisfacción. La idea de sentirme muy honrado, muy contento del premio. También siento lo que significa la responsabilidad de de ser un poco embajador en el mundo en el mundo de la ciudad.

Pero la fiesta de San Sebastián es también un juerga. ¿Es usted juerguista?

Bueno, un poquito... Lo suficiente.

Recientemente ha pasado a ser CEO de Viralgen a presidente de la empresa, que pertenece a Bayer. ¿Le va a cambiar mucho la agenda?

No. Simplemente que yo llevo cinco años y medio y en la compañía ya habíamos hablado de que había que hacer una transición. Esto ya era un negocio muy grande, necesitaba una dedicación exclusiva y yo tengo otros proyectos de otras cosas. Tenía más sentido dar paso a una persona nueva, que lleva año y medio aquí con nosotros formándose y es una transición muy natural. 

Ahora tienen ya 430 trabajadores y van a abrir un nuevo módulo en marzo. ¿Van a seguir ampliando la plantilla?

Vamos a esperar un poco y luego iremos creciendo más despacio, hay que digerir el aumento de la plantilla. Por ahora vamos a tener más espacio en el segundo módulo y luego ya veremos en el tercero. Éramos siete empleados hace cinco año y ahora más de 400.