- El equipo de gobierno del Ayuntamiento de Hondarribia se reunió el pasado domingo con una representación de las 17 sociedades gastronómicas existentes en la ciudad para atender a sus reivindicaciones. Por parte del Consistorio acudieron al encuentro el alcalde Txomin Sagarzazu y los concejales Juan Luis Silanes y Gonzalo Carrión, mientras que por parte de las sociedades acudieron representantes de Goxoki, Azeri Elkartea, Itsaslur y Klink, si bien lo hicieron en representación de todo el sector local.

Según el primer edil "fue una reunión muy interesante", en la que los representantes de las sociedades hondarribiarras trasladaron al Gobierno municipal su preocupación por la situación que están atravesando y le hicieron llegar varias peticiones.

"Por un lado, nos solicitaron la reducción del Impuesto de Bienes Inmuebles, aunque eran conscientes de que es competencia de la Diputación Foral de Gipuzkoa y que el Ayuntamiento no tiene la capacidad de atender a la solicitud", narró Sagarzazu. Además, al tener sus instalaciones cerradas desde hace varios meses, las sociedades pidieron una rebaja en el cobro de la tasa de basuras y agua. "Les recordamos que les habíamos comunicado previamente la exención de dos meses en dichas tasas", prosiguió el alcalde. En ese sentido, la asamblea de la Mancomunidad de Servicios del Txingudi, en su reunión de este lunes, aprobó por unanimidad no cobrar dichas tasas a todos los establecimientos cerrados por decreto, incluidas las sociedades gastronómicas, no solo dos meses, sino mientras dure el cierre.

"Nos hicieron llegar sus quejas porque en los sucesivos decretos no se les ha dejado continuar con su actividad en unas condiciones restringidas, como a la hostelería por ejemplo", añadió el alcalde, que aseguró que en dicha reunión se comprometió a hacer llegar al LABI las preocupaciones del sector a través del próximo encuentro entre el Ayuntamiento y la Diputación.

La tesorera de Klink Elkartea, Lupe Gómez, que también estuvo presente en el encuentro con el equipo de gobierno, hacía hincapié ayer, en declaraciones a este diario, en la importancia de que las sociedades puedan mantener su actividad en condiciones similares o incluso más restrictivas que las del sector hostelero para poder hacer frente a sus gastos habituales, como los pagos a proveedores o las amortizaciones de préstamos.

Tras el primer confinamiento de la pandemia, Gómez aseguraba que la restricción del 50% en el aforo no impidió que Klink funcionase el verano pasado. "Tenemos la suerte de contar con unas instalaciones amplias, con dos comedores, por lo que pudimos mantener la actividad perfectamente a pesar de contar con 250 socios", explicaba la tesorera, subrayando que el año pasado no hubo "ni un solo contagio" en la sede de la sociedad.

El verdadero problema de estas entidades es el que arrastran desde octubre: el cierre total. "Si la sociedad está cerrada no hay movimiento, pero los gastos no desaparecen", continuó Gómez, muy agradecida por que, a pesar de la complicada situación económica actual, las bajas solo se hayan hecho notar en un porcentaje "mínimo" entre los socios de Klink.

Mientras tanto, la sociedad trata de mantener la actividad aunque sea en su apartado solidario. Si bien sus tradicionales comidas recaudatorias no pueden realizarse como tal, Klink, en colaboración con entidades como la Cofradía de Mareantes de San Pedro, lleva ya varios meses preparando raciones de alimentos para su donación a Cáritas.

Lupe Gómez, tesorera de Klink Elkartea, aboga por que las sociedades gastronómicas puedan volver a abrir aunque sea con un aforo muy limitado