A principios de año Burdina Taldea, el grupo de voluntarios que se encarga de recuperar el patrimonio etnográfico y cultural de Andoain y alrededores, restauró la imagen de San Roque. Se trata de la segunda escultura del Santo que ha tenido la ermita de San Roque de Buruntza, tras la desaparición de la primera.
Hasta esa fecha, Buruntza era el único barrio de Andoain en el que Burdina no había llevado a cabo ninguna intervención. Tras la restauración de la imagen de San Roque, este verano se han llevado a cabo la recuperación de la fuente milagrosa de Ama Kandida y el pintado de la fachada y del interior de la ermita de San Roque, que tenían desconchones, y la colación de la cruz en lo alto. Con estas actuaciones, Burdina da por terminadas las intervenciones en el barrio Buruntza este año.
La cruz de la ermita apareció rota y un vecino la recogió y la entregó al Ayuntamiento. Un restaurador se encargó de recomponerla y pintarla y recientemente los miembros de Burdina la volvieron a colocar en su lugar originario.
Además, durante la intervención en Buruntza han aparecido restos con los que no contaban. En este sentido, un vecino que pasea habitualmente por la zona les informó de que había encontrado una de las cruces que marcaban el Calvario que se realizaba en Semana Santa.
Intervenciones en 2025
Al margen del barrio de Buruntza, este 2025 Burdina puso en valor la fragua y el embarcadero del río Leitzaran señalizado por un ancla en Aingurasutegi. De hecho, en Andoain existen testimonios de una fragua ancorera. Su edificio estuvo ubicado “a poco más de 100 metros de la desembocadura del Leitzaran en el Oria, en el interfluvio, en el barrio andoaindarra de Zumea, a la altura del número 4 de la calle Aingurasutegi”. Esta calle antes se conocía como calle Áncoras, pero los primeros registros del nombre Aingurasutegi (fragua de anclas) se tienen desde 1813.
Además, próximo se encontraba el embarcadero del que salían balsas para transportar por el río Oria las anclas hasta la localidad costera de Orio y también se utilizaba para recibir en Andoain los materiales con los que fabricarlas.
Asimismo, en 2025 Burdina también se encargó de restaurar el mojón kilométrico de la antigua carretera N-I, que cruzaba el pueblo. El mojón marca el kilómetro 449 y está ubicado frente a la casa Iztuitza, en el barrio de Karrika.
Las recuperaciones de mojones se tratan de una actuación enmarcada en la arqueología de la carretera, también conocida como arqueología vial. “Es un campo fascinante que se ocupa del estudio de los vestigios de las antiguas vías de comunicación. No se limita únicamente a las famosas calzadas romanas, sino que abarca una amplia gama de estructuras y paisajes relacionados con el transporte”, señalan.
Como de costumbre, Burdina dará por concluido el año con el tradicional encendido del calero de Ortzaika en el que recordarán a todos los miembros fallecidos de la asociación, en especial a Txeli.
Burdina continuará recuperando en 2026 el patrimonio andoaindarra, aunque como aún no han elaborado el calendario han preferido no adelantar ninguna de las actuaciones previstas.