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Ane Gabarain: “Todavía no soy consciente de que tengo un Goya; ahora percibo mi oficio con más cariño”

La actriz donostiarra lleva años encadenando éxitos y señala que, tras cuatro décadas de profesión, se encuentra en un momento dulce

Ane Gabarain: “Todavía no soy consciente de que tengo un Goya; ahora percibo mi oficio con más cariño”E.P.

Ane Gabarain es un claro ejemplo de lo lejos que se puede llegar con perseverancia y pasión. La actriz donostiarra, con cuatro décadas de trayectoria a sus espaldas, ha encadenado durante los últimos años éxitos fulgurantes. En 2024 se hizo con el premio Goya a Mejor actriz de reparto por su papel en 20.000 especies de abejas. Este grandísimo logro fue, por supuesto, la consecución de un sueño, pero no ha cambiado la esencia de Gabarain, quien se mantiene con los pies en la tierra y enamorada de una profesión en la que es crucial naturalizar los éxitos y los fracasos, así como aprender a lidiar con un futuro siempre incierto.

¿Qué significó para usted recibir el premio Gure Zinema en la pasada edición del Zinemaldia?

Siempre es gratificante recibir un premio, más si te lo brinda un festival tan especial como el Zinemaldia. Se lo dediqué a todos los currantes del cine y del sector audiovisual en general, que son quienes hacen que este negocio salga adelante.

¿Qué representa el Zinemaldia para usted?

Al ser donostiarra, tengo un vínculo muy cercano y sentimental con él. Lo he vivido de distintas maneras. Cuando era pequeña me acercaba con mi familia para disfrutar del ambiente y ver a los artistas en torno al teatro Victoria Eugenia y al hotel María Cristina. Gracias al Zinemaldia he aprendido mucho, sobre todo con las secciones de perspectiva y su apuesta por los clásicos del cine. Posteriormente, mi primera vez como actriz fue con la película Pecata minuta (1999), dirigida por Ramón Barea. En el reparto estaban Elena Irureta e Itziar Lazkano, y recuerdo la experiencia con mucha alegría. Fueron días repletos de emoción y adrenalina. Desde entonces, he acudido a varias ediciones. Siempre me da pena perdérmelo, aunque por cuestiones de agenda en ocasiones es inevitable. Este año regresaré como parte del jurado de los premios Irizar, en los que se galardonará a la mejor producción vasca. Tendré la oportunidad de ver muchas películas, seguro que de gran calidad. No tengo dudas de que son trabajos que gustarán mucho a los espectadores.

‘Patria’, ‘20.000 especies de abejas’ y, recientemente, la serie de Netflix ‘Ángela’. Su éxito parece no tener fin…

El éxito siempre tiene fin. El año es largo, con sus subidas y sus bajadas. Por ejemplo, Patria estuvo muy bien, fue un trabajo importante en mi trayectoria, pero lo hicimos en el 2019 y durante estos seis años he hecho absolutamente de todo. Es lo que tiene mantenerse tantos años en un oficio como este. Es una carrera de fondo, siempre lo he entendido así. Año tras año, afrontas los papeles que van llegando, en condiciones mejores y peores, con mayor y menor fortuna. A veces, recibes regalos como el de Patria o 20.000 especies de abejas. Representan momentos dulces que hay que saborear. Al fin y al cabo, llevo 42 años en este oficio. Entré con 20 en la escuela de teatro, justo en el momento en el que el negocio se estaba profesionalizando. A lo largo de todo este tiempo he vivido situaciones de todo tipo que me han curtido como actriz y, sobre todo, como persona.

Imagino que no es fácil convivir con la incertidumbre inherente a su profesión…

Hay rachas en las que te angustias mucho y no ves la luz al final del túnel. Trabajas tres meses y, luego, a esperar. Según el temperamento, esto puede afectar en mayor o menor medida. Yo soy muy nerviosa, y aunque con los años vas aprendiendo, nunca lo haces del todo. Vas paso a paso gestionando las cosas lo mejor que puedes. En mi caso, mis compañeros siempre han sido un pilar fundamental. Me he apoyado en ellos en los momentos complicados, cuando la negatividad me dominaba. Muchas veces han sido mi salvación, animándome y colaborando en nuestros propios proyectos. Nunca he tenido problemas en montármelo por mi cuenta cuando no había trabajo. Esta es una profesión en la que el compañerismo es crucial. Tengo un potente sentimiento de hermandad con quienes he compartido esta aventura.

En ‘Ángela’ da vida a Carmen, la madre de la protagonista. Su personaje padece un trastorno bipolar. ¿Fue difícil meterse en su piel?

No fue fácil, pero lo hice con respeto, honestidad y entrega, dejándome llevar por la intuición. En todo momento me sentí muy arropada y bien dirigida por Norberto López Amado. Fue una experiencia reconfortante.

¿Esperaba que la serie alcanzara semejante éxito?

Cuando llegaron los guiones, sabía que había potencial y buenos ingredientes, aunque no esperaba esta acogida tan abrumadora. Ha sido una gran alegría. No obstante, las causas del éxito siempre son un misterio. A veces tienes muchas expectativas y esperanza con proyectos que no llegan a buen puerto y, por el contrario, en ocasiones sientes que la cosa no funciona en su proceso de elaboración, pero posteriormente los resultados son excelentes. No hay fórmulas mágicas. Por eso, hay que saber lidiar con el vértigo que genera lo desconocido y guiarte por tu intuición. El arte conlleva riesgo e inseguridad, de modo que es importante aceptar que el éxito y el fracaso son compañeros de viaje.

En la serie, Ángela, la protagonista, está inmersa en una relación tóxica. Esta es una realidad que es necesario transmitir, ¿verdad?

Por supuesto. Hoy en día se habla mucho de las relaciones tóxicas, lo que me parece muy importante. Ángela es víctima de una clase de violencia que no es tan evidente, sino que está oculta en la profundidad de la pareja. Creo que sus vivencias son muy reconocibles y humanas, por eso enganchan tanto. En mayor o menor grado, todos nos sentimos reflejados en ella. La vida es difícil y compleja, como lo son las relaciones sentimentales.

Ane Gabarain sostiene su Goya a Mejor actriz de reparto

¿Qué proyectos tiene en marcha actualmente?

Estoy en Canarias rodando una comedia muy coral. Es un trabajo interesante y divertido, con un elenco muy potente. 

¿Es más divertido interpretar papeles cómicos que dramáticos?

No tiene por qué. Uno se puede divertir mucho haciendo drama. Hablo de diversión en el sentido de placer de actuar. Un rol dramático no implica necesariamente sufrimiento por parte del actor. Por otro lado, trabajar en una comedia no siempre es entretenido, ya que lo puedes pasar mal por inseguridad o porque no encuentras el tono del personaje. A mí me gustan todos los géneros. Cuando hago comedia, suelo pensar que lo mío es el drama y viceversa. También soy una gran fan de las buenas tragicomedias.

¿Ya es consciente de que tiene un Goya?

La verdad es que no. A veces aún me asusto cuando lo veo (risas). A mí el Goya me llegó tarde, con 60 años, y a esas alturas ya tenía una carrera sólida. El hecho de haber recibido un reconocimiento tan inmenso provoca que vea el oficio con más cariño. Recoger un premio de este calibre siempre es maravilloso, pero a esa edad es aún más emocionante. Es un logro que jamás imaginé que alcanzaría. Hoy, más de un año después de haberlo conseguido, todavía me parece que aquello fue un sueño, algo irreal. De alguna manera, el Goya hace que el recorrido haya valido la pena, aunque hay que mantener los pies en el suelo. Ese momento ya pasó y, como he mencionado antes, el año es muy largo y hay que mirar hacia adelante.

¿Está disfrutando de su momento actual?

Sí, la verdad. Hay de todo, como siempre, momentos buenos y malos, pero no me puedo quejar. A veces lo hago, aunque no debería.

¿Se puede decir que el cine vasco vive una situación dulce?

Yo creo que sí, a la vista está. Hay mucha cantidad y calidad. Ha habido cosechas muy buenas estos años, y 2025 también promete. Es una alegría. En Euskadi hay muchísimo talento que lleva años y años currando. Ahora se están viendo estos resultados tan magníficos.

La gran cantidad de plataformas existente hoy en día ha cambiado el panorama audiovisual. ¿Su profesión es más complicada ahora que cuando empezó?

No lo sé, si te soy sincera. Estamos hablando de galaxias diferentes, todo ha cambiado drásticamente. Lo importante es que podamos seguir consumiendo cine y series de calidad. Sin embargo, es cierto que a veces me pierdo a la hora de elegir. Hay tanta abundancia que no sabes por dónde empezar. En el caso de los intérpretes, creo que es positivo que haya un abanico tan amplio de plataformas, pues nos brinda más oportunidades, aunque puede que eso también vaya acompañado de más precariedad.