El pasado 27 de agosto falleció el último sereno de Madrid, Manuel Amago, y con él se marchó parte de la historia urbana de la capital del Estado.
El oficio de sereno desapareció a mediados de los años 70 del siglo XX, pero su legado sigue siendo recordado con cariño. Su figura es parte de un tiempo en el que las calles necesitaban la presencia de alguien que facilitase la vida a los vecinos. Los serenos eran símbolo de seguridad y cercanía.
"En un primer momento, su labor era la de encender los faroles y, posteriormente, asumieron otras muchas tareas como informar del tiempo y de la hora utilizando la fórmula: ¡Las doce en punto y sereno!"
Sonia Taravilla, historiadora y divulgadora, creadora de la cuenta de Instagram @el_sereno_de_madrid, cuenta a este periódico cuáles fueron las principales funciones de los serenos: “Lo que más se recuerda es que se encargaban de la apertura y el cierre de los portales, pero sus quehaceres fueron variando con el paso del tiempo. En un primer momento, su labor era la de encender los faroles y, posteriormente, asumieron otras muchas tareas como informar del tiempo y de la hora utilizando la fórmula: ¡Las doce en punto y sereno! (de ahí viene el nombre del oficio) ¡Las diez y nublado!”.
Además, avisaban a los bomberos en caso de incendio, evitaban los robos en las calles, localizaban a los médicos cuando era necesario (sabían dónde vivían) y, en general, mantenían el orden en la demarcación que se les asignaba. La presencia de los serenos en sus respectivas áreas de acción les hacía cercanos y accesibles para los vecinos, llegando en muchos casos a generarse relaciones de amistad entre ellos.
“El origen de esta profesión lo encontramos en Madrid”, cuenta Taravilla. “La fecha concreta de su nacimiento no está clara, sobre todo porque se diferencia entre el momento en el que se crea el cuerpo de serenos y la fecha en la que estos comenzaron a prestar el servicio. Las noticias más antiguas sobre los serenos nos hablan del año 1765 cuando, reinando Carlos III, se libera al pueblo de Madrid de la obligación de encender y mantener los faroles de la ciudad. Más adelante, en 1797, reinando ya Carlos IV, se publica un edicto el 28 de noviembre y se crea oficialmente el Cuerpo de Serenos”.
Hubo serenos en toda España, pero quizás fue en Madrid donde más fama tuvieron. Incluso llegaron a aparecer en las zarzuelas o en la gran pantalla encarnando a personajes secundarios y protagonistas en las películas rodadas en la ciudad durante los años 40, 50 y 60.
Precariedad económica
Muchos serenos tenían un segundo trabajo, ya que su salario dependía en gran medida de las propinas de los vecinos, las cuales variaban en función de la demarcación.
“El ex-sereno Paulino Fernández, a quien entrevisté en 2018, me relataba que él compaginaba su trabajo de sereno, primero friendo patatas durante cuatro años en la fábrica de patatas fritas de la calle del Dos de Mayo, y después como subalterno de Correos”, explica Taravilla.
Las plazas se traspasaban entre familiares o a cambio de una cantidad monetaria existiendo diferencia de precios dependiendo de la zona de la ciudad.
Los serenos en Donostia
El Cuerpo de Serenos de Comercio y Vecindad fue creado en la capital guipuzcoana el 4 de agosto de 1927 y reformado como Cuerpo de Serenos de San Sebastián por acuerdo municipal en 1943.
Donostia estuvo dividida en 40 áreas de acción. Cada sereno cubría una de ellas. Su servicio comenzaba a las 22.00 horas y finalizaba a las 06.00 horas. No contaban ni con descanso semanal, ni con días festivos. Trabajaban todos los días del año.