Con solo 19 años, la irundarra Oihana Recalde decidió emprender un camino poco común para alguien de su generación: lanzar su propio proyecto agrícola. Para ello, la joven apostó por convertir unos terrenos familiares en desuso en un lugar con vida. Así nació Sagarrek, una iniciativa dedicada al cultivo de manzanas autóctonas con un objetivo muy claro: producir sidra ecológica de calidad, respetando tanto el entorno como las tradiciones locales.

Un proyecto con raíces familiares

Recalde ha sentido desde pequeña una profunda conexión con la naturaleza, inspirada principalmente por sus visitas a casa de su bisabuela, donde convivía con la huerta y los animales. Esta pasión le llevó a formarse como técnica de Agricultura y Ganadería, y a trabajar posteriormente en el ámbito ganadero. Sin embargo, fue en 2019, inspirada por la afición de uno de sus tíos a la producción de sidra ecológica, cuando decidió dar un paso más y poner en marcha su propio proyecto. Cuatro años después, continúa al frente de Sagarrek con la misma dedicación y entusiasmo del primer día.

El caserío en el que nació el proyecto, ubicado en el barrio de Olaberria, cuenta con más de 500 años de historia, y en él ya se cultivaron manzanos en el pasado. Tras completar los trámites necesarios, en 2021 realizó la primera plantación. 

La joven reconoce que la parte más complicada no fue la agrícola, sino la burocrática. “Hay que hacer muchísimos trámites y las instituciones, más que facilitar el trabajo, suelen poner trabas. Por suerte, desde el principio conté con el apoyo de mi familia”, afirma.

Agricultura ecológica

En sus manzanales Recalde apostó desde el principio por un modelo ecológico y natural, basado en el respeto al entorno. “No utilizo ningún producto, ni siquiera ecológico. Prefiero que el ecosistema funcione solo, dejar que la naturaleza siga su curso”. 

Esto significa que no aplica fertilizantes ni insecticidas: “Cada insecto, cada planta, cumple una función. Si lo dejamos estar, el equilibrio se mantiene”. Gracias a ello, y tras pasar las inspecciones pertinentes, ha obtenido el sello ecológico.

Ser joven y mujer en el campo

Emprender en el sector primario ya supone un gran desafío, pero hacerlo siendo una mujer joven añade todavía más obstáculos. “Muchas veces no me han tomado en serio”, confiesa. Aun así, gracias a su esfuerzo y perseverancia ha conseguido abrirse camino y consolidar su proyecto. No solo sacó adelante la plantación inicial, sino que también ha logrado hacerlo crecer, ampliándolo con un segundo manzanal en el barrio de Meaka.

"Al ser una mujer y además, joven, muchas veces no me han tomado en serio"

Esta nueva plantación se inauguró el pasado mes de mayo con la celebración de Sagarfest, una fiesta abierta al público que tuvo como objetivo dar visibilidad al medio rural y despertar el interés por la agricultura, especialmente entre los jóvenes.

Un proyecto con futuro

Dado que los manzanos aún son jóvenes, la producción anual de Sagarrek resulta prácticamente simbólica y se destina en exclusiva a la sidrería Ola de Irun. Pero, mirando al futuro, Recalde tiene claro que el negocio crecerá y se expandirá. “A partir de 2030 el Gobierno Vasco exigirá que toda sidra bajo la denominación Euskal Sagardoa se elabore con manzanas autóctonas”, cuenta, lo que asegura una salida clara para las cosechas venideras.

Al mismo tiempo, reconoce que uno de sus grandes sueños es elaborar su propia sidra ecológica. Sin embargo, es consciente de que para hacerlo realidad necesita una inversión considerable y un espacio adecuado, recursos de los que, por ahora, no dispone.

Reconocimientos que animan a seguir

El esfuerzo y la dedicación de la agricultora no han pasado desapercibidos. Recientemente ha sido reconocida con una beca de la Fundación PepsiCo y una mención especial en el programa ‘Tierra de Oportunidades’ de CaixaBank. “Recibir estos reconocimientos ha sido todo un honor y la confirmación de que voy por el buen camino”, afirma con orgullo. Además, destaca que la financiación de la beca le permitirá poner en marcha nuevas ideas que llevaba tiempo gestando, lo que no solo impulsará el crecimiento de Sagarrek, sino que también le brindará la oportunidad de diversificar el negocio y explorar nuevos ámbitos.

"“Recibir estos reconocimientos ha sido todo un honor y la confirmación de que voy por el buen camino"

En esta línea, Recalde adelanta que uno de sus proyectos a corto plazo es Sagarlagun, una iniciativa que busca “romper la brecha intergeneracional entre mayores y jóvenes, y acercar el primer sector y la naturaleza a cualquiera que lo quiera descubrir”. La propuesta consiste en organizar encuentros en los que personas de diferentes edades puedan participar en actividades conjuntas, fomentando el aprendizaje mutuo, el vínculo con el entorno rural y el valor del trabajo agrícola.

Paralelamente, también contempla abrir nuevas vías en torno al turismo rural y la educación, ofreciendo visitas tanto recreativas como escolares. Su objetivo es acercar el entorno natural y el mundo agrícola a quienes habitualmente están alejados de él. “Siento que los niños y niñas de hoy en día, a menudo, están muy desconectados de la naturaleza, y me gustaría poder sensibilizarles sobre la importancia de cuidarla”, afirma.