Jacinto Calabor y Josefa Fincias: 65 años casados y toda la vida juntos
Esta pareja de Zumarraga nació el mismo año, 1936, en un pequeño pueblo de Zamora
No serán muchas las personas que hayan pasado más tiempo juntas que Jacinto Calabor y Josefa Fincias. Esta pareja acaba de celebrar los 65 años de casados, pero son muchos más los años que han pasado juntos. No en vano, nacieron el mismo año en un pequeño pueblo de Zamora. Por lo tanto, se conocen desde que eran niños. De hecho, fueron juntos a la escuela.
Calabor y Fincias nacieron en 1936 en Faramontanos de Tábara. Desde muy niños les tocó ayudar a sus padres en las labores del campo. Se casaron en 1960 y en 1961, al igual que hicieron otros muchos paisanos suyos, él vino a Zumarraga a trabajar en la empresa Esteban Orbegozo. Ella vino unos meses después. Para entonces, ya había nacido Marijose, su hija mayor.
En aquellos años vino mucha gente a Zumarraga y en la localidad de Urola Garaiano había viviendas para todos. Los Calabor-Fincias vivieron en casa de un tío, en dos caseríos de Agiñeta y de Ezkio y en las casas del barrio Artiz, antes de poder adquirir su propia vivienda. Se instalaron en la calle San Gregorio de Eitzaga. Vivieron encima del bar Eitza, hasta hace unos años. En la actualidad viven en la plaza Navarra, cerca de sus dos hijas. Tienen dos hijas (la citada Marijose y Begoña) y tres nietos: Mikel, Miren y Elene.
Begoña comenta que son unos abuelos fabulosos. “La ama siempre ha estado en casa. Nos han ayudado mucho con los niños. Sobre todo a mi hermana. Mis sobrinos son como unos hijos para mis padres. Yo tuve a la niña cuando ellos eran ya mayores, pero mi madre iba a la guardería a recogerla para que pasara el máximo tiempo posible en casa”.
Al igual que sucede en otros matrimonios de su generación, él es más callejero que ella. “El aita sale mucho. Tiene una parcela en las huertas municipales de Urtubi y suele ir allí. También le gusta mucho pasear por el bidegorri. Suele ir hasta la mesa. También intentó aprender euskera. Tiene muy buen humor y es muy sociable. Le gusta mucho hablar con la gente. Es muy campechano. La gente que le conoció en la fábrica siempre me pregunta por él. La ama es muy de su casa. Antes solían ir juntos al hogar del jubilado, pero a la ama le cuesta cada vez más salir de casa. Solemos sacarla en silla de ruedas. Es la madre clásica. Siempre preocupada por todos. Los dos se desviven por sus hijos y nietos”.
El sábado sus hijos y nietos les organizaron una bien merecida fiesta, para celebrar el aniversario de su boda. “El 60º aniversario de su boda fue en abril de 2020. Estábamos en plena pandemia, no me atrevía a entrar en su casa y no lo pudimos celebrar. Teníamos claro que el 65º aniversario íbamos a celebrarlo a lo grande. A todos nos ha hecho mucha ilusión poder celebrarlo”.