“Cuando vi Saturno con mis propios ojos llamé a todo el mundo para compartir mi descubrimiento”
El pastelero, panadero y astrofotógrafo zarauztarra expondrá sus astrofotografías en el bar Euskalduna desde este sábado hasta, por ahora, el 31 de mayo
El zarauztarra Alfredo Sayalero es pastelero y panadero. Su trabajo está en el obrador, pero cuando puede, persigue estrellas y objetos del espacio. Las fotografías de Sayalero se podrán ver en la exposición del bar Euskalduna de Zarautz, desde este sábado hasta, por ahora, el 31 de mayo.
¿Cuándo comienza a interesarse por el universo?
Tenía entre 10 y 12 años. Recuerdo estar en la escuela y en la asignatura de ciencias naturales aparecieron los planetas Venus, Saturno y Júpiter. Ahí me di cuenta de que había más planetas, además de el nuestro. Eso me fascinó y siempre me gustó esa rama de las ciencias naturales. Hasta ese entonces nunca me había preguntado por la existencia de aquellos cuerpos del espacio. Luego he leído mucho sobre el tema.
"Empecé a usar el telescopio como catalejo"
¿Recuerda el primer contacto que tuvo con la astronomía?
Un día, con unos 20 años o así, estaba en casa de mi hermana y recuerdo que siempre tenía un telescopio, el típico naranja alargado. Yo le preguntaba a ver cómo funcionaba, pero me decía que no iba. Le comenté que ella usaba el telescopio como objeto decorativo y que me lo iba a llevar para ver si realmente funcionaba o no. Conseguí ponerlo bien y empecé a usarlo como catalejo, para mirar cosas lejanas desde el balcón de mi casa. Era divertido (ríe). Un día, cuando ya sabía para qué servía cada lente lo desmonté entero, lo limpié y lo volví a montar. Recuerdo estar con mi novia, que ahora es mi mujer, en casa y le dije que me iba detrás de la casa a ver si veía algo en el cielo, nunca había usado el telescopio para mirar arriba. Enchufé el telescopio y apunté a lo que más brillaba. En cuanto lo pusé y enfoqué, ¡vi Saturno!
Lo que vio en el libro de la escuela ahora lo estaba viendo con sus propios ojos.
Exacto. Me acuerdo perfectamente del momento. Era pequeño y con poco color, pero era lo mismo que me habían enseñado en el colegio con los anillos y todo. El contraste que tiene Saturno cuando lo miras desde el telescopio no te lo imaginas hasta que lo ves. Aluciné tanto que llamé a todo el mundo para compartir mi “descubrimiento”.
La gente se pensaría que se había vuelto loco.
Sí. Yo les decía que estaba viendo Saturno a mis amigos, familiares (ríe) y me decían que estaba flipando, pocos me creían.
¿Cuándo da el paso de fotografiar el universo?
Por esa época, recuerdo que pusimos internet en la oficina de la pastelería y empecé a investigar. Me puse en contacto con Josep Costas, pionero en la astrofotografía y el primer socio de la Asociación Astronómica de Sabadell (una de las más antiguas del Estado). Él fabricaba espejos y me recomendó uno y me dio el truco para observar el espacio profundo: un espejo de 200 milímetros. Me fabricó el espejo primario y el secundario, me enseñó a ponerlo en un tubo cartón/piedra.
Se fabricó su propio telescopio.
Sí, con sus espejos. Yo era muy manitas. Leí en una revista que había salido una Supernova en una galaxia. Recuerdo haberla fotografiado poco antes, pero cuando vi la foto no estaba la Supernova por lo que llamé a los amigos para ir a verla.
Aprendizaje constante
¿Cómo seguía aprendiendo?
El lado bueno de internet es que si hay diez frikis como tu en el mundo que son curiosos los voy a conocer. Contactas con ellos, ves sus trabajos, preguntas, te preguntan... Yo hice eso. El más lejano era de Estados Unidos y el más cercano estaba en Hondarribia.
Qué casualidad.
Enorme. Él era Iñaki Lizaso. Nos conocimos por los seudónimos que teníamos en un foro (ríe). Le comenté que tenía un telescopio y quedamos. Antes de eso roboticé todo el telescopio y un japonés me enseñó como convertir dos telescopios en un binocular gigante, en unos prismáticos. Después lo vendí y le compré un telescopio a un italiano que sólo se había vendido en Japón. En el Estado sólo hay uno y lo tengo yo. Cuando conocí a Iñaki nos ayudamos mucho y aprendí mucho de él. Desde el primer día que quedamos ya casi siempre vamos juntos a hacer fotografías. Siempre está bien ir con gente porque tienes compañía, ayuda... Como ir de pesca sólo o en compañía.
¿Cuánta gente tiene este hobby en Euskal Herria?
No sé, Iñaki y yo fijo (ríe). Seguro que habrá más gente haciendo astrofotografía porque a día de hoy es más fácil. Ya no estoy metido en los foros porque tengo claro lo que quiero hacer. Cualquier cosa la comento con Iñaki, pero de momento mi única aspiración es perfeccionar y completar las fotografías que quiero sacar.
No es la primera vez que realiza una exposición.
Ésta es la cuarta. La primera fue en Torre Luzea antes de la pandemia. Nunca había hecho una y llevaba sacando fotos desde el 2003. Tuvo mucho éxito y me sirvió para ver mis fotos impresas (ríe). Siempre digo que la fotografía se acaba una vez que las imprimes, sino no se ha acabado el trabajo porque los colores cambian mucho de la pantalla al papel.
En la época que más sabemos sobre el universo es cuando menos se ve.
Es triste. La contaminación lumínica afecta al ser humano y sobre todo a los animales. Trabajo en el obrador por lo que suelo ir muy pronto. A veces cuando voy por la calle pienso que todas las farolas están encendidas sólo para mí.