"Es una iniciativa muy importante para nosotros y nosotras. Nos va a permitir preparar a la nueva generación, a nuestros niños y niñas para el día de mañana. Estos ordenadores les van a conectar con el mundo”, ha afirmado hoy la delegada adjunta del Frente Polisario en Euskadi, Fatma Labiad, justo tres días antes de que más de un centenar de portátiles partan rumbo desde Arrasate a los campamentos de refugiados saharauis en Tinduf (Argelia), con la misión de dotar de habilidades digitales a los más pequeños. Se trata de abrir la puerta a las tecnologías en las aulas, donde la enseñanza se imparte a golpe de lápiz y goma de borrar. 

El proyecto tiene como protagonistas a las y los alumnos del ciclo de Microinformática de Formación Profesional de Arizmendi Ikastola, que con mucha paciencia y empeño recuperan equipos informáticos en desuso en un acto de aprendizaje y solidaridad, en este caso con el pueblo saharaui.

Hace ya unos años que Arizmendi se sumó al programa de educación para la transformación social que puso en marcha la ONG Mundukide con el objetivo de “contribuir, desde nuestra pequeñez, a romper la brecha digital, promover la reutilización y la reducción de los residuos, y formar al alumnado”, destaca el director de FP, Beñat Irazabal. 

Software libre y sistema operativo 'Txikilinux'

El centro ha sabido hacer de la necesidad virtud, encontrando una solución solidaria para la creciente pila de ordenadores escolares y donados inutilizados que disponen para uso didáctico. Son varios los proyectos que en este tiempo han visto la luz, y con este último se recogerán los frutos de un camino que empezó a recorrerse hace dos años.

Los alumnos y alumnas de FP desmontan los portátiles para mejorar sus prestaciones técnicas. A.D.

Los y las alumnas han desarmado uno a uno los portátiles que viajarán a Tinduf para mejorar sus prestaciones técnicas: la memoria RAM, el hardware y la duración de la batería. Además, se les ha instalado el software libre y el sistema operativo infantil 'Txikilinux' creado por la asociación educativa Elkartenet, con el idioma árabe incorporado, tal y como detalla Gaizka Eraña, responsable de Arizari Hezkuntza Elkartea, entidad nacida en el marco de la Formación Profesional de Arizmendi Ikastola.

En total se han configurado 104 portátiles ya obsoletos de los que hace unos años el Departamento de Educación repartió entre el alumnado vasco.

Superar escollos

El motor de esta 'aventura' hasta el desierto es Saleh Zein Sidahamed, representante de la asociación de Debagoiena Saharaldeba. Ha asumido todas las tareas logísticas y ha 'peleado' para superar los numerosos escollos que implica cruzar la frontera “con todo este material que está prohibido y más en estas cantidades”, cuenta Saleh. Después de “mucho papeleo, enfados y dolores de cabeza”, y una vez registrada "nuestra función de cooperación en los campamentos de refugiados", todo está listo para que los ordenadores lleguen a su destino: una escuela de Primaria por cada una de las cinco 'wilayas' o campamentos existentes: Auserd, Smara, Dajla, El Aaiún y Bojador. 99 equipos informáticos los utilizarán los y las escolares, y los cinco restantes son para el profesorado.

También ocho impresoras

Saleh partirá este próximo lunes en su vehículo particular cargado de portátiles –se han enviado por otra vía ocho impresoras aportadas por la OSI Goierri-Alto Urola (Osakidetza)–. Por delante tendrá un viaje de más de una semana, que cuenta con la financiación del Ayuntamiento arrasatearra. En Orán, según explica, los argelinos puede que le paren “unos días para registrar los ordenadores, ya que lo miran todo con lupa para evitar riesgos de espionaje”. No obstante, Saleh señala que a sabiendas de que era “costoso”, decidió embarcarse en esta tarea porque “lo importante es el objetivo” ante un desafío educativo muy grande. “El pueblo saharaui depende de la ayuda humanitaria, que se ha centrado en los alimentos y la sanidad, pero la educación ha sido olvidada”, recalca.

Dos jóvenes que participan en este proyecto solidario, este viernes en clase. A.D.

Un "gran regalo" para los niños y las niñas

“Yo soy maestra y trabajé 15 años en los campamentos. Hay muchas dificultades, hasta para dibujar a veces no teníamos tizas y había que compartir cuadernos. Sin embargo, no dejan de ir al colegio porque es obligatorio. Este proyecto de Arizmendi es un gran regalo para los niños y niñas y el Ministerio de Educación saharaui”, concluye Fatma.