Donostia es una ciudad espectacular y una de sus mejores vistas es la que se puede disfrutar desde lo alto del campanario del Buen Pastor. La Diócesis organiza visitas a lo alto del campanario. Los visitantes pueden disfrutar de esas maravillosas vistas gracias a la escalera fabricada por la empresa Eima de Urretxu. Esta empresa está especializada en escaleras de diseño y gran calidad. Además de la del Buen Pastor, ha hecho las de los chalets de varios futbolistas de relumbrón.
La escalera del Buen Pastor la ejecutaron durante los años 2019 y 2020. “Nos ofrecieron ese trabajo y les dijimos que sí, pero fue una obra muy complicada. El hueco era impresionante. Tenía nada menos que 50 metros de altura. El tener que trabajar en altura dificultó el trabajo y, además, tuvimos que soportar las inclemencias del tiempo”, explica Javier Idiakez, fundador de la empresa Eima. Hay que tener en cuenta que el interior del campanario está expuesto a la lluvia y el viento.
A pesar de las dificultades, consiguieron llevar la obra a buen puerto. La experiencia es un grado y Eima cuenta con una larga experiencia en el mundo de las escaleras. “La fabricación nos llevó tres meses y el montaje otro mes. Hicimos unos 130 peldaños de madera de roble. La estructura y la barandilla son de metal. Cada 40 escalones, más o menos, instalamos un descansillo. La escalera exige poco mantenimiento. Solo limpieza”.
Eima lleva casi 30 años fabricando escaleras. “Comenzamos en 1996. Hasta entonces me dediqué a hacer cocinas, con mi padre. En 1999 abrí mi propio taller, en Zumarraga, y en 2006 vine al polígono Mugitegi de Urretxu”.
Al principio trabajaban solo con madera, pero hoy en día utilizan también metal y cristal. “Con la crisis de 2008, empezamos a hacer otro tipo de diseños y a utilizar también otros materiales. Utilizamos, sobre todo, acero y madera de roble y de haya. En las escaleras de diseño se utiliza también mucho cristal”. Controlan todo el proceso, por lo que tuvieron que aprender a trabajar con metal y con cristal.
Trabajos internacionales
Trabajan mucho fuera de Euskadi. “Tenemos un cliente en Suiza, pero donde más clientes tenemos es en Francia. Allí tenemos mucho mercado, pues se hacen muchas casas bajas”. Han hecho muchos trabajos espectaculares, además del de la catedral del Buen Pastor. “Trabajamos también en pabellones. Para el de la empresa IK4 hicimos una gran escalera. Y en un chalet de Madrid hicimos una escalera de lujo, forrada con Corian. Hemos fabricado muchas escaleras especiales, de diseño. Por ejemplo, para futbolistas. Trabajamos mucho en chalets grandes. En Madrid se construyen casas impresionantes. En su día trabajamos también en Japón y China. Ahora tenemos un trabajo en las Islas Canarias”.
El proceso de fabricación de una escalera de lujo es muy complejo. “Lo más difícil es el trabajo previo a la fabricación: las mediciones, los planos... No puedes equivocarte en un solo centímetro, pues las escaleras se hacen a medida, para el hueco en cuestión. Antes de empezar el proceso de fabricación, solemos asegurarnos de tener el visto bueno del arquitecto y del propietario del edificio. Al ser trabajos personalizados, no sirven para ningún otro cliente. Fue lo primero que le dije al último comercial que empezó a trabajar con nosotros: hay que medir tres veces para fabricar una sola vez. Eso es lo que nos distingue. Si hiciésemos otro tipo de trabajos, tendríamos más competencia. Nos distinguimos por la calidad y el diseño. Los arquitectos nos conocen bien y muchas veces son ellos los que se ponen en contacto con nosotros”.
Evolución
Idiakez considera que el oficio ha cambiado mucho desde que empezó a trabajar en el mundo de las escaleras. “Antes se hacía todo a mano y ahora utilizamos el control numérico. No tiene nada que ver. Cuando empezamos, dibujábamos en la pared, a escala 1:1. Hoy en día lo hacemos todo por ordenador. Incluso están preparando un programa exclusivo para el diseño y fabricación de escaleras. En la actualidad, el proceso anterior a la fabricación nos da más trabajo que la propia fabricación. Antes teníamos una única persona en la oficina técnica y fabricábamos 100 escaleras al mes. Ahora tenemos tres o cuatro personas en la oficina técnica, para hacer 50 escaleras al mes. Hacemos más presupuestos y planos por cada escalera”, explica.
Ve con buenos ojos el futuro. “Dicen que viene otra crisis, pero todavía veo bien al sector de la construcción. La crisis de 2008 fue muy diferente. En aquella época llegamos a trabajar en promociones de 140 chalets. Hoy en día está mucho más controlado. Si llega otra crisis, no será como aquella. Además, hacen falta viviendas”.