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Un 'lifting' muy esperado para 'la chocolatera' de Oñati

El Ayuntamiento restaurará los elementos en mal estado y pintará la locomotora, que rinde tributo al ferrocarril Vasco-Navarro

Un 'lifting' muy esperado para 'la chocolatera' de OñatiAnabel Dominguez.

Su estructura roñosa, desconchada y cubierta de pintadas dista mucho de la imagen bien conservada y mimada que merece un elemento patrimonial de su condición. Hablamos de la locomotora de vapor que desde 1973 rinde tributo en Oñati al desaparecido ferrocarril Vasco-Navarro, en la antigua estación. Su descuidado estado tiene los días contados. El Ayuntamiento ha decidido devolverle el lustre a la popularmente conocida como la 'chocolatera'. Las labores de restauraciónarrancarán previsiblemente la próxima semana, y seguirán los consejos del director del Museo Vasco del Ferrocarril, Juanjo Olaizola, a quien han recurrido los responsables municipales para, basándose en su experiencia, marcar las pautas de la actuación que adecentará y revalorizará la vieja locomotora.

Trabajos que van a ejecutarse

Los trabajos comenzarán con la reparación y sustitución de las chapas rotas y en mal estado de la estructura metálica de la máquina. En concreto, según explican desde el Consistorio, se intervendrá en las distintos componentes que dan cuerpo a la 'chocolatera': la cabina del maquinista (se arreglará también el suelo), la carbonera, los depósitos de agua, el domo, el arenero, la caja de humos y la chimenea, y se montará una nueva cubierta de madera machihembrada.

Recuperar sus colores originales: negro y rojo

Este lavado de cara será acometido por la empresa Herreria Mitxel con un desembolso para las arcas locales de 18.000 euros. Una vez ejecutada esta fase de mejoras, se pintará la locomotora con sus colores originales negro y rojo.

Para afrontar el proyecto de restauración, el Ayuntamiento ha solicitado la correspondiente autorización al Departamento de Patrimonio de la Diputación Foral de Gipuzkoa, teniendo en cuenta que en octubre de 2023 el Gobierno Vasco declaró al Vasco-Navarro Bien Cultural de Protección Especial, con la categoría de Conjunto Monumental, incluyendo sus elementos constructivos y patrimonio inmobiliario, entre los que figura la estación de Oñati, reconvertida en oficina de Correos.

La restauración es una buena noticia

El traqueteo de los vagones, el hondo bramido del silbato anunciando la llegada del tren a su destino, el jefe de estación con el banderín en alto, el maquinista… Infinidad de escenas, momentos y recuerdos almacenados en la memoria de quienes vivieron la auténtica revolución que supuso la llegada de este tren de vía estrecha. Los nostálgicos de este transporte y defensores del patrimonio histórico cultural llevan tiempo esperando que esta 'superviviente' repleta de historia, la locomotora, recupere su esplendor. Así que su restauración es una buena noticia.

El ferrocarril arribó en Bergara en 1919, tres décadas después de la puesta de largo del primer tramo entre Gasteiz y Leintz Gatzaga. En sus momentos de mayor gloria llegó a sumar 140 kilómetros desde la localidad mahonera hasta Estella-Lizarra, pasando por la capital alavesa. Fue la línea de vía métrica de mayor longitud de su época y una de las primeras electrificadas, situándola “al mismo nivel que las mejores europeas”. Un tren de pasajeros y mercancías que sirvió para unir ilusiones y hacer negocios, y cuya clausura causó un profundo malestar en la comarca. 

La antigua locomotora de vapor, que constituye un significativo y singular elemento patrimonial, luce un aspecto descuidado

Instalada en 1973

El ramal San Prudencio-Oñati se inauguró el 30 de septiembre de 1923 y realizó su último viaje, al igual que el resto de líneas, el 30 de septiembre de 1967. Para la villa oñatiarra supuso un respiro a su secular aislamiento. 44 años de andadura que marcaron un antes y un después. Hace medio siglo, concretamente 51 años, el Consistorio instaló una locomotora en homenaje al Vasco-Navarro, que en el 2.000 fue objeto de un 'lifting'. Ahora, a la singular 'chocolatera' le toca someterse a un nuevo chequeo; pasar por el quirófano y recobrar su brillo.