Los Fondos Next Generation de la Unión Europea han movilizado una ingente cantidad de millones de euros para recuperar la senda del desarrollo tras las graves consecuencias de la pandemia del Covid-19. La incidencia de estos fondos de ayuda a la recuperación abarca distintos ámbitos, desde la mejora de edificios y la eficiencia energética hasta la revitalización del sector del turismo, seriamente golpeado por la pandemia. Este último campo ha ocupado un lugar destacado en la agenda de Debegesa, que junto con Geogarapen y los Ayuntamientos de Deba, Mutriku y Zumaia, ha actuado como elemento motor para captar esos fondos y consolidar uno de los principales focos de interés turístico de la costa guipuzcoana: el Geoparque Unesco de la Costa Vasca. Aitziber Cortazar, responsable de Turismo y Desarrollo Sostenible de Debegesa, conoce de primera mano todo el proceso de acceso a los fondos europeos de ayuda, y nadie mejor que ella para comentar los pasos que se han dado y en qué punto están los diferentes proyectos incluidos en el programa Next Generation.
Han pasado varios años desde que se puso en marcha el programa de ayudas Next Generation. ¿Cuáles han sido los pasos que han tenido que dar para establecer a lo largo de estos años los proyectos que se iban a incorporar al programa de ayudas?
El principal potencial turístico de la comarca es el Geoparque Unesco de la Costa Vasca. Está gestionado por Geogarapen, una entidad en la que participan dos ayuntamientos de Debabarrena, Deba y Mutriku, y uno de Urola Erdia, Zumaia. Cuando surgió la oportunidad de optar a las ayudas Next Generation para turismo con los Planes de Sostenibilidad Turística en Destino (PSTD), vimos que era una oportunidad que había que aprovechar para mejorar las infraestructuras del Geoparque. En el consejo de administración de Geogarapen, asociación para la gestión del Geoparque de la Costa Vasca conformada por representantes de los tres ayuntamientos, Debegesa y la Mancomunidad Urola Kosta, se decidió presentar la solicitud a través de Debegesa. Para ello, los ayuntamientos de Debabarrena tuvieron que aprobar una modificación estatutaria que permitiera a Debegesa colaborar con ayuntamientos de otras comarcas, como sucedía en este caso con Zumaia. El acuerdo permitió que los ayuntamientos y Geogarapen presentaran un primer proyecto de nueve millones de euros al segundo PSTD de los fondos Next Generation bajo la coordinación de Debegesa. Finalmente, se logró una financiación de cinco millones, la segunda más alta que se concedió a nivel de Euskadi, solo ligeramente inferior a la aprobada para la Rioja Alavesa.
Los Fondos Next Generation forman parte de un proyecto colosal vinculado a movimientos de millones que la UE está gestionando con mano de hierro, fiscalizando hasta el último euro. ¿Cómo está resultando la experiencia?
El departamento de Turismo del Gobierno Vasco tiene un equipo técnico que hace un seguimiento de la gestión de los fondos Next Generation en Euskadi. Nosotros ejecutamos los proyectos, el departamento de Turismo da cuenta al Gobierno de España, y este, a su vez, eleva el informe a Europa. Lo cierto es que la UE está siendo muy estricta y garantista. Ha implementado mecanismos especiales muy estructurados para evitar el fraude, en los que hace un seguimiento de cada paso que se da, de cada adjudicación, de la empresa adjudicataria, de los posibles vínculos particulares entre adjudicadores y adjudicatarios, etc,...
Los fondos Next Generation son la oportunidad de mejorar las infraestructuras de nuestro mayor atractivo turístico, el Geoparque
Uno de los ejes de actividad de los Fondos Next Generation está centrado en la revitalización del turismo. ¿Qué ayudas ha recibido la comarca de Debabarrena en este campo desde que se activaron los fondos?
Al proyecto del Geoparque se le adjudicaron ayudas por una cuantía de 5,2 millones de euros en el segundo PSTD de Euskadi para proyectos como la rehabilitación sostenible y un plan de eficiencia energética para el convento de Santa Catalina en Mutriku, de 1.550.000 euros y 1.015.341 euros, respectivamente; la rehabilitación sostenible integral de Mollaberri de Zumaia (600.000 euros); el centro de interpretación del Flysch (495.000 euros); la puesta en marcha de geo-rutas (25.000 euros); la reurbanización de Gudarien Plaza y la mejora de la conexión peatonal al mercado de Deba (403.103,24 euros); la digitalización de las oficinas de turismo y los centros de interpretación (250.000 euros); la monitorización del tráfico rodado en el Geoparque Unesco de la Costa Vasca (271.605 euros); el centro de acogida e interpretación de Zumaia (200.000 euros); y la puesta en valor del paseo cubierto como mercado de productos locales de Deba (406.000 euros). En el tercer PSTD de Euskadi, la asignación de ayudas ascendió a 1.820.000 euros, y se contemplan iniciativas como la rehabilitación sostenible de Algorri (400.000 euros); el centro de acogida al visitante y de interpretación de Nautilus de Mutriku (400.000 euros); alumbrado público y energías renovables (415.000 euros); digitalización de los servicios turísticos e implementación de pantallas táctiles (182.000 euros); la segunda fase del Valle de la Prehistoria, con Praileaitz y Ermittia como ejes (253.000 euros); la mejora y puesta en valor del tramo Lastur-Deba del PR Gi 44 (130.000 euros); y gobernanza PTS (45.000 euros). Se trata de un proyecto en desarrollo por lo que son cifras que se pueden modificar sustancialmente a lo largo del proceso.
Otro de los aspectos relevantes del plan es el de los plazos de ejecución de los proyectos aprobados. ¿Se está cumpliendo con el calendario de la UE?
La fecha tope para todos los proyectos es marzo de 2026. Lo cierto es que a los fondos Next Generation les costó mucho arrancar, y todo el tiempo que se perdió al ponerlos en marcha ahora hay que recuperarlo. Vamos justos de tiempo, empezamos justos y así vamos a seguir hasta el final. Lo vivimos como una carrera: empezamos corriendo y terminaremos corriendo, pero llegaremos a meta. Otro factor que nos hemos encontrado en el proceso es el encarecimiento de los proyectos. Empezamos con unos proyectos básicos con presupuestos establecidos, pero en el momento de llegar a la fase de ejecución, nos hemos encontrado con que los costes han aumentado considerablemente. Una razón puede ser el encarecimiento de los materiales, pero otra es la gran demanda de empresas para ejecutar las obras. En estos momentos, las empresas prácticamente eligen los proyectos que quieren realizar, lo que, lógicamente, encarece los presupuestos.
Debabarrena recibirá una aportación que ronda los siete millones de euros para proyectos en los tres pueblos del Geoparque de la Costa Vasca
El desarrollo de todos esos proyectos tiene como meta potenciar el carácter turístico de Debabarrena, una comarca que tradicionalmente ha estado más vinculada a la actividad industrial. ¿Está la comarca realmente convencida de que cuenta con argumentos para convertir el turismo en un sector relevante de su economía?
Los ayuntamientos tienen claro que el turismo es una fuente de diversificación económica. En esta comarca, la apuesta es industrial, y el objetivo es que siga siendo así, pero sin perder de vista que el sector turístico es un buen apoyo para el entramado industrial; de hecho, se ayudan mutuamente. Uno de los problemas del turismo de costa es la estacionalidad. Su actividad está limitada a un período que va desde Semana Santa hasta finales de septiembre o, como mucho, octubre. Sin embargo, en el caso de la industria, nos encontramos ante un sector que trabaja todo el año. Este hecho se traduce en la llegada continua de personas a la comarca, y esas personas necesitan lugares en los que comer y alojarse, y es ahí donde una estructura turística adecuada es un factor relevante. Esa relación genera sinergias en las que la cultura industrial de la comarca ayuda al sector turístico y este, a su vez, da servicio a la industria.
En ese camino por potenciar el turismo hay nubarrones que lo señalan como fuente de conflictos, como está habiendo ocasión de ver en estos últimos meses con protestas contra la masificación turística y la gentrificación en distintas ciudades y pueblos a lo largo y ancho de Europa. ¿El turista se está convirtiendo en una amenaza o hay que seguir viéndolo como una oportunidad?
Tenemos claro que es una oportunidad. A día de hoy, el turismo supone alrededor del 9% del PIB de Gipuzkoa. No voy a negar que el turismo tiene aspectos negativos que habrá que ordenar y mejorar, pero también es cierto que tiene grandes beneficios que algunos no parecen ver, como los que reporta a la industria, tal y como he indicado anteriormente, y al sector rural. Un argumento que se utiliza contra el turismo es que detrás de muchos proyectos hay grandes empresas multinacionales que explotan a los trabajadores, no dejan dinero en el territorio y luego se van. Sin embargo, esa situación tiene poco que ver con la realidad de Debabarrena. El 99% de los proyectos vinculados al turismo en Debabarrena son apuestas personales y familiares, vinculadas a un proyecto de vida que, en muchos casos, tiene como meta complementar los ingresos que se generan con otras actividades. Un ejemplo de ello son los alojamientos de agroturismo de la comarca. El complemento que supone esta actividad permite a los baserritarras mejorar su calidad de vida y, en la misma medida, mantenerse en ese entorno rural, conservando los campos y montes tal y como vienen haciendo desde hace generaciones. Ese turismo que para algunos es tan malo es el que lo hace posible y, a su vez, permite a quienes no viven en ese entorno rural disfrutar de él cada vez que salen al monte.