El aumento de población de ratas que refieren vecinos de diferentes barrios de Donostia consultados por este periódico se puede atribuir a varios factores. Uno de los más significativos es la mayor presencia de zonas verdes urbanas, que proporcionan un ambiente ideal para estos roedores. Junto a ello, el cambio climático ha alterado los ecosistemas, permitiendo que prosperen en áreas donde antes no eran comunes.
La queja sobre la “poca eficacia” de los tratamientos aplicados es recurrente entre las fuentes consultadas. A este respecto, un equipo de científicos del Instituto Nacional de Investigaciones y Tecnología Agraria y Alimentación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (INIA), ha identificado mutaciones en poblaciones de ratas que llegan a provocar resistencias a los raticidas.
Remover tierra
José María Navas, investigador del INIA, ha explicado que están estudiando esos cambios genéticos que podrían complicar el control de la población de ratas en diferentes puntos del Estado. “Por lo que nos cuentan vecinos de Loiola, el tema debe ser generalizado en todo el barrio. No sabemos si se debe a las casas que están construyendo, a la posibilidad de que hayan removido tierra o algo por el estilo, pero el caso es que están apareciendo un montón”, asegura Iñigo Fuentes, presidente de la comunidad de vecinos del número 68 de la calle Sierra de Aralar, en el barrio donostiarra de Loiola.
El malestar no es sólo por la presencia de las ratas, sino por todos los problemas de salubridad que ello conlleva. Critica los “malos olores y excrementos” que dejan los roedores donde a diario depositan los vecinos la basura. “Vemos a las ratas corriendo de un lado para otro, la gente está que trina”, reconoce Fuentes.
Un problema que Izaskun Agirre también observa en el barrio de Intxaurrondo, donde reside. Es la tercera vez que ve una en poco tiempo. “La primera fue en un parque infantil que tenemos cerca de casa. Era como un conejo de grande. Me dio una impresión tremenda. La segunda fue el otro día. Me gusta mucho andar y fui a ver la pasarela del nuevo enlace de Marrutxipi. Según iba bajando la cuesta se me cruzó una rata de tamaño importante. Pegué un salto del susto, y justo venía una pareja. ¿Que si la hemos visto? Vivimos en Egia, y no te haces una idea de la cantidad de ratas que hay. Fue lo que me dijeron. La tercera fue el lunes pasado bajando desde Cocheras hacia Ategorrieta. Me encontré con una rata muerta de buen tamaño. No sé qué pasa, pero tengo la sensación de que últimamente no veo más que ratas”.