Casi 8.000 espectadores han disfrutado de las 21 obras teatrales y 24 representaciones, además de la charla-coloquio protagonizada por la actriz Anabel Alonso, que han tenido como marco a la edición número 47 de las Jornadas de Teatro de Eibar entre el 14 de febrero y el 21 de marzo. El número total de entradas puestas a la venta fue de 13.104, lo que significa que la asistencia promedio y la ocupación de los asientos disponibles en el conjunto de las jornadas ha sido del 60%.

El teatro Coliseo ha copado la mayor parte de las representaciones y, consiguientemente, ha sido el escenario que ha registrado la mayor afluencia de público. El Coliseo ha sido testigo de 19 representaciones, a las que han acudido 5.884 espectadores (75% del total). Por su parte, 1.960 espectadores (25%) se han desplazado hasta el Complejo Educativo Uni Eibar-Ermua para asistir a las cinco representaciones que han tenido como marco este emblemático espacio; no en vano las Jornadas de Teatro de Eibar iniciaron su andadura en él hace ya casi medio siglo.

Aumento de público

En términos absolutos, las Jornadas de Teatro de Eibar han registrado un incremento de 800 espectadores con respecto al año pasado. Por otro lado, el euskera ha estado presente con siete representaciones, que han contado con la asistencia de 1.584 personas (20%), mientras que ha habido otras 16 interpretadas en castellano que han reunido a 5.813 espectadores (74%). A estas cifras se le tienen que sumar los 447 personas (6%) que fueron testigos del espectáculo de clown N’importe quoi que Leandre Clown protagonizó en pasado 10 de marzo.

La agrupaciones locales también han tenido presencia en esta gran fiesta del teatro. El coro Sostoa y el Koro Gaztea de la Escuela Municipal de Música Juan Bautista Guisasola participaron en la representación de Edipo, el montaje de la compañía Teatro del Temple, e hicieron lo propio en el concierto que Golden Apple Quartet ofreció en el teatro Coliseo como parte de su gira de despedida, rindiéndoles un pequeño homenaje.

Las jornadas también tuvieron espacio para las personas con diversidad funcional, con la representación de Hellen Keller, la mujer maravilla. Se trata de un espectáculo de la compañía Chévere, que utiliza el lenguaje de signos y que contó con la asistencia de treinta personas sordas como espectadoras.