Era el 17 de agosto de 1972. En las faldas de la peña Axtroki, cerca de los barrios eskoriatzarras de Eraña y Bolibar, un grupo de baserritarras de la zona que limpiaban en auzolan los restos que un desprendimiento había dejado en la carretera, desenterraron de forma casual, a la vez que sorprendente, las dos piezas de oro más espectaculares de la historia de la arqueológica vasca, datadas entre la Edad del Bronce final y la primera de la de Hierro, entre los años 800-500 a.C.

Los protagonistas de este hallazgo, Joxe Joakin Iñurrategi, Teodoro Martínez, Luis Mari Ulibarri y Bitoriano Zubia, entregaron estos objetos a las autoridades locales. Se pidió opinión al practicante Tomás Rubio y al párroco Kruz Abarrategi, y gracias a la cadena de custodia se pudo salvar este tesoro arqueológico. En 2022 se celebró el medio siglo de este descubrimiento con una exposición, que ahora se redondea con un libro que deja constancia de la notoriedad de los cuencos de Axtroki, que desde 1973 se encuentran en manos del Museo Arqueológico Nacional de Madrid. La presentación de esta publicación tendrá lugar el próximo miércoles en el museo Ibarraundi (18.00 horas), y se completará con la charla La Edad del Hierro en Gipuzkoa y su entorno territorial, a cargo del prehistoriador Xabier Peñalver.

El Consistorio y la Sociedad de Ciencias Aranzadi están al frente de este proyecto que pone la guinda al 50º aniversario del citado hallazgo. Un testimonio escrito que contribuye a construir la memoria histórica de las joyas de Axtroki. La “microhistoria” que traza el relato es, en palabras de Maite Errarte, uno de los pasajes “más bonitos” que se cuentan en la publicación, “a partir de las entrevistas realizadas a familiares de las personas que casualmente sacaron a la luz los mencionados cuencos”, explica esta historiadora, miembro de Aranzadi, y una de las responsables del proyecto.

Reivindicación

La descripción de los propios objetos arqueológicos y su contextualización son otras de las cuestiones que aborda el texto; “una reivindicación”, al mismo tiempo, de posicionamiento en Europa (en Euskadi no hay hallazgos parecidos); “de que estábamos en la dinámica de aquellas poblados europeos de la Edad de Bronce final y primera de la del Hierro”, señala Errarte.

Tradicionalmente, los cuencos de Axtroki han sido considerados como recipientes que formarían parte de una vajilla de lujo. En posteriores investigaciones se ha propuesto que se trataría de cascos o tocados utilizados en algún rito desconocido. En cualquier caso, se cree que son centroeuropeos y que se pudieron traer desde allí. De hecho, se han encontrado muchas piezas con las que comparten similitudes, como es el caso del Cono de Oro de Avanton (Vienne, Francia). En la Península Ibérica, por su forma, decoración y cronología, se han comparado con el Casco de Leiro (Galicia) o con las embarcaciones de Villena (Alicante).

Las y los asistentes a la presentación del día 28 recibirán un ejemplar del libro Axtroki. Después se venderá en la biblioteca municipal.