El Casco Histórico y el comercio se dan la mano con un objetivo común: reactivar la vida en el corazón de la villa. Ese es uno de los retos que se ha marcado el plan de legislatura que el Gobierno de Bergara presentó a la ciudadanía el martes, y que incluye actuaciones como la reforma urbanística de Barrenkale y la plaza San Martín; un viejo deseo al que los presupuestos de 2024 empiezan a responder con una primera partida económica de 500.000 euros, dentro de una inversión de más de tres millones de euros que se afrontará en tres ejercicios.

Según el cronograma del Gobierno municipal, la intención es que las obras arranquen antes de que acabe este año para que concluyan durante 2026”. Un año y medio de plazo estimado para su ejecución, dejando margen para abordar otras iniciativas dirigidas a “revitalizar” el Casco Antiguo con el horizonte puesto en 2027: favorecer las intervenciones de rehabilitación y activar el uso de quince locales vacíos, de un total de 73. Dentro de este apartado la hoja de ruta de EH Bildu proyecta otras actuaciones: subvenciones para montar negocios; realizar el proyecto urbanístico para Bidekurutzeta; reducir el tráfico rodado, y llevar a cabo un estudio de accesibilidad y viabilidad de actividades en edificios y locales.

36 acciones

“El objetivo principal será construir una Bergara activa, que responda al futuro desde la imaginación comunitaria”, señaló el alcalde, Gorka Artola. Y con base en este propósito, el plan de legislatura pivota sobre cinco líneas de trabajo y 36 acciones, que, tal y como destacó el primer edil, se han concretado con las y los técnicos del Ayuntamiento a partir de “las propuestas, prioridades e inquietudes ciudadanas” que los gestores municipales “han recogido a pie de calle”.

Activar y repensar “50 espacios de respiro imaginativos (arnasguneak)” que garanticen “la tranquilidad, el conocimiento mutuo, la alegría, el euskera y el bienestar” de las y los bergareses es otra de las claves, que agrupa trece actuaciones: la puesta en marcha del equipamiento cultural en el palacio Arrizuriaga (también acogerá Emakume Txokoa); diseñar la red verde local; constituir el Consejo de la Infancia; plantar más de un centenar de árboles en el centro urbano; dar continuidad al proyecto de reforma de Agorrosin; hacer un estudio para que el patio del Seminario sea “un espacio de respiro”, entre otras. En cuanto al euskera, el reto de cara a 2027 es conseguir que su uso “aumente hasta el 50%”, al igual que se quiere ampliar “el acceso a la vivienda” con distintas iniciativas. La quinta línea de trabajo abordará el sistema de cuidados y la soledad.