Pocas personas saben más que José Luis sobre gigantes y cabezudos. Apasionado de estos personajes desde que era un niño, es a partir de 1990 cuando comienza a coleccionar figuras en miniatura y a investigar. Fruto de una intensa labor de estudio llevada a cabo durante años, ha publicado tres libros al respecto, y también ha organizado diversas exposiciones. Además, a sus 73 años tiene un poemario a punto de ver la luz. No en vano, para este errenteriarra, “con la edad, el cuerpo envejece, pero el espíritu se hace más noble y hermoso”.

¿Cómo nace su pasión por los gigantes y cabezudos?

­­A raíz de un viaje que realizo a Catalunya en el año 1990, conozco la existencia de las figuras de gigantes en miniatura, lo cual me encantó y me adentró en el mundo del coleccionismo. A día de hoy tengo 360 personajes en miniatura en distintos materiales: cartón piedra, marmolina, goma, plomo… Desde entonces, he organizado varias exposiciones y tengo prevista una nueva muestra cuyos beneficios serán para la asociación guipuzcoana para la atención de las personas con diversidad funcional Mindara.

Más allá de ser una mera afición, su interés se traduce en una intensa investigación, fruto de la cual ha publicado varios libros

Empiezo a investigar sobre el tema en 1990, y ocho años después se organiza en Errenteria la primera concentración de gigantes y cabezudos, algo que se había perdido y que dio lugar a otros encuentros en diferentes municipios guipuzcoanos. Mi primer libro lo publico en 2004, Erraldoia eta buruhandia. En 2007 llega el segundo, Erraldoia eta buruhandia, unibertsala, y en 2021 Gigantes y cabezudos sin fronteras. Además, en 2016 sale a luz el libro sobre la basílica Santa María Magdalena de Errenteria, nuestra patrona, del que saco una segunda edición en 2018, revisada y ampliada. También acabo de terminar un poemario de dos tomos que aún no se ha publicado.

¿En qué se diferencian los gigantes de hoy con los de antes?

Antes los gigantes se hacían en serie y encontrabas los mismos personajes en todas las localidades como, por ejemplo, los Reyes Católicos. Hoy en día, se han personalizado mucho más y se han adaptado a cada localidad. Además, los nuevos materiales como la fibra de vidrio han posibilitado aligerar el peso de estas estructuras: un gigante de cuatro metros pesa alrededor de 30 kilos, cuando antes podía llegar a los 50 kilos. Por otra parte, ahora aguantan mejor las inclemencias del tiempo; antes eran de cartón piedra y cuando llovía no se podían sacar. Otro elemento que ha mejorado son los ropajes, mucho más livianos que los antiguos, lo cual hace que sea más fácil bailar con ellos.

Echando la vista atrás, ¿cree que le quedan cosas pendientes por hacer?

Siempre quedan cosas por aprender, y echando la mirada atrás pienso que podría haber hecho aún más cosas. El día a día es un aprendizaje del que me examino cada día, y en ocasiones es difícil aprobar.

En ocasiones, cumplir años nos parece algo negativo. ¿En su opinión cuál es la mayor ventaja de ser una persona mayor?

A día de hoy me siento bien y en plena forma, pero lo que más cultivo es mi interior. El cuerpo envejece, pero el espíritu se hace más noble y hermoso.