Ir al cine es uno de los planes más demandados y exitosos de la temporada otoño-invierno. Y es que, con el frío atravesando la piel, y la lluvia empapando hasta la última de las prendas vestidas, es habitual escoger mantenerse en espacios cerrados, agradables y acogedores. Se huye de las sensaciones extremas que producen las bajas temperaturas y se prioriza sentirse arropado. Es por ello, que ir al cine en los meses gélidos siempre es buen plan.

Edorta Martínez y Xabier Amenabarro son los encargados de Goikus, la empresa gestora del recinto donde se proyectan los trabajos cinematográficos en Beasain, de nombre Usurbe Antzokia. Un lugar al que acuden muchos goierritarras gracias a la amplía variedad de películas que ofrecen, ya sea para el público infantil como para el más adulto. “Pasamos varios filtros para escoger los mejores trabajos, los más interesantes para el público”, explica Amenabarro. “Siempre intentamos que haya un buen porcentaje de producciones europeas o iberoamericanas, y procuramos ofrecer todo lo que se produce en euskera. Asimismo, adquirimos un compromiso de que por lo menos una película al mes tenga dirección femenina”, da a conocer Martínez.

En cuanto a los géneros cinematográficos, “lo más abierto al público es la comedia y el thriller, son los dos géneros que pueden abarcar más público intergeneracional”, comentan ambos socios. “Las películas de acción son mejor recibidas por el público joven, y las películas de drama, en cambio, por el público de más edad; pero ese público más adulto también agradece muchísimo el pasar dos horas alegres en el cine”, añaden.

Sin embargo, destacan que el cine infantil se encuentra en uno de sus momentos más deficientes. Y es que, desde la pandemia, la producción de películas para niños ha bajado considerablemente: “Antes había más oferta y mayor calidad. Teníamos que descartar algunas películas porque no había suficientes semanas en el año para proyectar todo el cine infantil que se estrenaba, y ahora, en cambio, tenemos que reforzar la programación con teatros para los más pequeños”.

No obstante, la cinematografía vasca está en uno de sus momentos más productivos; en Beasain en concreto, y en la comarca en general, el cine autóctono gusta y funciona. “Se están haciendo muchas cosas de excelente calidad. No hay más que mirar a los últimos Zinemaldis en los que la presencia del cine vasco es cada vez mayor, incluso en la sección oficial; así como en entregas de premios donde muchos trabajos de aquí son galardonados”, resalta Edorta Martínez.

“Hay sitio para todos”

La pandemia del coronavirus ha sido dura, también para la rentabilidad de las salas de cine; asimismo, el auge de las plataformas de streaming no ha ayudado en absoluto. Pero, ésta no ha sido la primera crisis ni competencia a la que hacen frente los cines; la llegada del D-VHS a en los 90, o el DVD inmediatamente después, además de las copias pirata, han sido algunos de los rivales a los que ha vencido la tradición cinematográfica. En palabras de Edorta Martínez, “hay sitio para todos si continuamos respetando ciertos parámetros: como mantener que los estrenos se den en la gran pantalla”.

Xabier Amenabarro recuerda el componente social del cine: “Ir al cine no es simplemente ver una película, después de la proyección te tomas un trago comentándola, compartes la experiencia con otras personas, y eso, aún, a los beasaindarras les gusta”. Además, “la calidad de la imagen y el sonido es inigualable”.