- Ainara Oskoz se encuentra en uno de los momentos clave de su carrera como artista. Su última muestra, El hilo del tiempo, se expone hasta finales de este mes de agosto en la sala Menchu Gal. En ella, la autora habla sobre los ciclos de la vida y la muerte desde una perspectiva muy íntima; buena parte de las obras expuestas son objetos personales de su familia. Por si esto fuera poco, Oskoz nació en 1976 en el Antiguo Hospital de Irun, a escasos metros de la galería; no había mejor escenario para la muestra.

¿Cuáles son sus primeros recuerdos en torno al arte?

-Mi familia siempre ha estado muy vinculada al arte, teníamos una tienda de antigüedades (Antigüedades Bidasoa, en Arma Plaza, Hondarribia). Mi abuela fue anticuaria, luego mi padre y después yo. Por tradición familiar, cuando era pequeña íbamos mucho a visitar museos; valorar el arte era una cosa muy cotidiana. Desde muy joven empecé a ir a clases de pintura y de música en una época en la que las actividades extraescolares no eran tan habituales como ahora.

Y esos estudios los cursa en Irun.

-Sí, primero en la Academia de Dibujo y Pintura Municipal, luego con José Mensuro, Mensu, y más tarde, cuando ya trabajaba en la tienda, con José Gracenea, ya fallecido, y Javi Alkain, que es todavía un maestro muy presente en mi vida.

Pero no solo ha hecho pintura.

-En una época hice también escultura, porque empecé a necesitar ver esa tridimensionalidad, y luego empecé con los objetos cuando cerré la tienda de antigüedades y empecé a trabajar en un proyecto sobre las memorias y los recuerdos. Me di cuenta de que el plano pictórico no me servía para representar ciertas cosas que se me ocurrían.

Es esa faceta suya, la de anticuaria, la que más resalta en 'El hilo del tiempo'. ¿Por qué decide utilizar reliquias familiares para confeccionar esta muestra?

-En realidad fue al contrario, yo ya tenía los objetos y la idea fue posterior. Quería ordenar mis propios cajones y, al ver muchas de las cosas que iban saliendo, de repente pensé que quería hacer un hilo del tiempo. Claro, todos esos objetos encajaban perfectamente con el concepto, con ese pasado y con ese presente.

Siempre se dice que el arte es personal, pero en este caso lo es especialmente, ¿no cree?

-¿Te lo parece? Es cierto que estoy hablando partiendo de mi experiencia personal, de mi familia, pero de lo que quiero hablar en esta exposición es de la vida y de la muerte en general, que es algo que nos afecta a todos. En ese sentido, mi vida no es muy diferente a la de otras personas; todos perdemos a seres queridos y vivimos nuestros duelos.

Habrá quien piense que solo se puede reflexionar de estos temas desde el pesimismo. ¿Tiene esta muestra algo de optimismo?

-Sí, yo creo que el final es un principio y viceversa. Todo es cíclico, es algo natural. Es cierto que las personas mueren, pero su legado pervive de muchas formas. Yo estoy aquí porque mi abuela existió y, aunque falleció, yo no sería yo sin el impacto que ella tuvo en mí.

Se da la casualidad de que usted nació hace 45 años a muy pocos metros de esta sala. ¿Podría decirse que eso es también parte de la exposición?

-Totalmente, esto fue súper bonito, redondeó el concepto que tenía. Además coincidió que cuando me ofrecieron la sala y hablamos de fechas, la inauguración prevista era el viernes 9 de julio. El día anterior es mi cumpleaños y, al ser verano, se pudo adelantar y pude celebrarla con mi familia y mis amigos.

¿Y qué les pareció?

-Estuvieron mi madre y mi sobrina y luego mis amigos. Mi madre se sorprendió porque no sabía de este trabajo, fue una sorpresa. Sabía que estaba trabajando con objetos porque le fui pidiendo cosas, pero no sabía para qué. Fue precioso, porque le dediqué la muestra a ella.

¿Siendo una artista, mujer y de Irun, que significa para usted exponer en Menchu Gal?

-A mí la obra de Menchu Gal me gusta mucho y me parece que fue muy valiente en su época. Cuando me ofrecieron la sala, el Ayuntamiento tenía la idea de hacer una muestra con una serie de cuadros míos, pero yo aposté por hacer esta muestra y la aceptaron. Tomé su ejemplo, fui valiente.