La cuarta y la quinta generación de la familia Erviti sigue estos días al otro lado del mostrador, asesorando, afinando, vendiendo y respondiendo a clientes que buscan su primer instrumento para sus hijos, a músicos aficionados y a artistas de talla mundial que acuden a una de las firmas referentes en Europa. Creada en el paseo de los Fueros a finales del siglo XIX, Casa Erviti lleva más de 100 años ubicada en la esquina de las calles San Martin y Loiola, donde se ha convertido en parte del paisaje de la ciudad y desde donde ha sido testigo de más de un siglo de historia donostiarra.

El negocio, sin embargo, se ve obligado ahora a dejar su local. Con la muerte de José Manuel Garate Erviti primero y su mujer después (este pasado verano), desaparecen las obligaciones contractuales de la propiedad del edificio con la tienda, gestionada en la actualidad por la cuarta y quinta generación de la familia Erviti, y los abogados les instaron ya en verano a dejar el local.

Luis Mari Garate, hijo de José Manuel, explica que negocian en la actualidad con los propietarios del edificio para intentar ganar más tiempo actualizando las rentas hasta encontrar un nuevo local en el que instalarse y continuar su negocio, que no pueden parar "de repente". Sin embargo, los precios de Donostia no lo ponen fácil y llevan meses buscando alternativas sin resultado de momento. "No podemos dejar Donostia sin la tienda Erviti", afirma, aunque continuar en el centro se antoja difícil.

Garate explica que en la actualidad Casa Erviti cuenta con quince trabajadores y el negocio tiene compromisos y carga de trabajo. Además de un referente en el paisaje de la ciudad, Erviti es también un referente incuestionable para las orquestas y músicos profesionales de toda Europa, donde su apellido lleva décadas ganándose y manteniendo un prestigio reconocido en el sector. Garate explica que hay instrumentos de Erviti por todo el mundo y que no es raro ver desfilar por los históricos mostradores de su local frente al Buen Pastor a músicos de alto nivel, desde el solista de la ópera de Los Ángeles al oboísta de la de París, por ejemplo. En la actualidad suministran además instrumentos a orquestas, escuelas y bandas de distintas comunidades autónomas.

Cinco generaciones

El negocio lo abrió José de Erviti y Segarra, iruindarra con orígenes en el Roncal que completó su formación musical en Madrid, donde emprendió también la actividad comercial relacionada con la música en 1875. Casado con la donostiarra Fémina Bandrés, se instaló en la capital guipuzcoana en 1891 y abrió su negocio en el paseo de los Fueros antes de trasladarse a su ubicación actual. Su hija Inés y después su nieto José Manuel Garate Erviti continuaron con el negocio que gestionan ahora los hijos de este último, los hermanos Garate, y en el que trabaja, también, la quinta generación del negocio.

Desde su creación, Casa Erviti ha introducido en la música ya a muchas generaciones de donostiarras y la noticia del cierre del local ha impactado a muchos de ellos. "La gente es un encanto", cuenta Garate, que añade que muchos les han mostrado su apoyo. A la espera de ver si Casa Erviti reabre sus puertas en otra esquina de la ciudad, de momento los donostiarras se van despidiendo del escaparate que han visto toda su vida en la esquina de San Martin y Loiola.