Después de 61 años en solitario, la Unión Artesana tocó anoche acompañada en el acto de la Arriada de la bandera donostiarra, que pone fin a 24 horas ininterrumpidas de música y tambores.

Además de la formación encargada tradicionalmente de cerrar la fiesta de San Sebastián, 80 representantes de otras compañías subieron al tablado y fueron coprotagonistas del acto. La lluvia se invitó a la fiesta pero no impidió que el baile, las canciones y la alegría recorriesen todos los cuerpos presentes en la plaza.

El agua quizás tuvo que ver en que fallase el sistema eléctrico del reloj de la Biblioteca. Un operario tuvo que dar las doce con un martillo, con un par de minutos de retraso. En los balcones, el alcalde, Eneko Goia, se encargó de hacer descender la bandera donostiarra y el flamante Tambor de Oro, Richard Oribe, contempló el espectáculo vestido de cocinero.

La llegada de todos los participantes al estrado de la Arriada se produjo después de que la Unión Artesana y sus invitados se concentrasen media hora antes de la medianoche en la plaza de Sarriegi. De allí se dirigieron juntos al tablado de la plaza de la Constitución, más lleno que en otros cierres festivos. Después comenzaron a interpretar las composiciones del día de San Sebastián dirigidos por Aitor Oyarzabal, que se estrenó como Tambor Mayor el pasado año. A las 24.00 horas, tocó el turno de la Marcha de San Sebastián y el fin teórico de la fiesta.

Después, los dantzaris ofrecieron una coreografía de despedida, pero no sirvió para un adiós, sino para un “hasta luego”. Hoy es domingo y muchos de los asistentes al espectáculo de la plaza de la Constitución aprovecharon para continuar con la música y la fiesta, sin prisa. Los temas Cosacos del Cazán, la Marcha de Deba y muchos otros dieron pie a celebrar un segundo San Sebastián. ? N.G.