donostia. El británico David Bumstead y la donostiarra Beatriz Garrues son dos de los organizadores de Occasional Tuesdays, una iniciativa que, desde hace un año, propone un encuentro cultural diferente a locales y visitantes: una charla de interés, un debate y una cena. Todo ello en inglés.

¿Cómo surgió la idea de crear Occasional Tuesdays?

David Bumstead: Hay una agencia en los Estados Unidos que organiza viajes para gente mayor y exalumnos de las grandes universidades como Harvard. Uno de esos viajes consiste en cuatro días en Catalunya y cuatro en Euskadi y se alojan en Donostia. Una de las noches que pasan aquí les damos alguna charla sobre la historia del País Vasco o el vínculo entre Hemingway y Euskadi... Y organizan una cena para que ellos conozcan a gente de Donostia. Yo me encargué de organizarlas e invitar a gente angloparlante de Donostia durante varios años. Para nosotros era una oportunidad para practicar inglés y conocer a gente muy interesante y llegamos a organizar 150 cenas. Pero se tomaron un descanso de este destino y en ese vacío de tiempo la gente que solía venir a las cenas las echaban de menos.

¿Se creó una especie de grupo de gente que acudía a las cenas?

D.B.: Sí. Y pensamos qué hacer para reemplazarlas. En lugar de organizar encuentros de conversación en los que quedas con alguien para hablar en inglés y que pueden dar pie a situaciones forzadas, pensamos en otro tipo de reuniones. Hay mucha gente que sabe muchas cosas y planteamos organizar charlas y un debate sobre un tema y, después, quedarnos a cenar.

Beatriz Garrues: En realidad es un encuentro cultural. Se trata de hacer algo cultural, en inglés. Vienen finlandeses, canadienses, alemanes...

¿Qué tipo de charlas organizan?

D.B.: Nos reunimos cinco personas para organizar los encuentros y tiramos de nuestros contactos. La primera, hace un año, decidimos que fuera algo ligera. Tengo un amigo que toca en el Molly Malone y es historiador. Hicimos una charla sobre la historia de la música folk y también tocó y tuvo mucho éxito. Esa primera reunión fue en el Vía Fora, con 35 o 40 personas.

B.G.: Al principio intentamos buscar sitios diferentes para reunirnos, pero es difícil y al final nos hemos asentado en el B Siete, un bar nuevo de Gros. Abajo tienen un local donde damos las charlas y luego cenamos en el mismo establecimiento.

¿Qué otro tipo de temas tratan?

D.B.: Nos dimos cuenta de que hay interés en casi todo, sobre todo si luego lo acompañas con una cena. Otra charla fue sobre si los vascos descubrieron las Américas, que ofreció un historiador canadiense que trabaja con el museo naval de Donostia, ¡y hubo un gran debate después!

B.G.: La siguiente ponente será Miren Arzalluz, que hablará sobre Balenciaga y la moda en general. Vemos un interés terrible por parte de la gente para que sigamos organizando estos encuentros porque, más allá del tema de la charla, se trata de juntarte y conocer gente de otros países, no solo de hablar en inglés. El tema puede ser de mucho interés o no.

D.B.: En las mismas cenas salen ideas. O el otro día estaba en Ordizia y en el equipo de rugby hay varios angloparlantes que sugirieron hacer una charla sobre rugby.

¿Cómo son los participantes de estos Occasional Tuesdays?

D.B.: No nos hemos parado a contar las nacionalidades, pero hay muchos alemanes, escandinavos, holandeses... Las reuniones están abiertas, la única condición es hablar inglés. Yo trabajo en la Universidad de Deusto y allí hay una investigadora de Kazajistán. Le propusimos que diera una charla y nos habló sobre su país. Tuvo un éxito enorme, porque la gente normalmente no sabe nada de Kazajistán. La última reunión en octubre fue una noche irlandesa: hubo un poco de historia, música folk de Irlanda con un guitarrista que vive en Donostia y participó un bertsolari irlandés, que canta en euskera, y que habló sobre el diferente sentido del humor de irlandeses, ingleses, vascos y españoles. ¡También hubo mucha polémica! Fue muy divertido.

¿También hay mezcla de nacionalidades entre los organizadores?

D.B.: Sí, decidimos que fuera una mezcla. Yo soy inglés, Beatriz y otro chico, vascos, hay una chica irlandesa y una norteamericana. Como trabajamos en mundos distintos y conocemos a gente distinta es fácil encontrar a alguien para hablar de algo interesante.

B.G.: Es como una cuadrilla mixta.

¿Cuánta gente acude a los Occasional Tuesdays?

B.G.: Suelen venir 35 o 40 personas. La última vez apareció una chica alemana que nos encontró a través de Internet y aunque no había avisado, se quedó a la charla y a cenar. Tiene su aceptación y se está asentando, ya llevamos un año.

D.B.: ¿Qué vas a hacer el último martes de mes, una noche lluviosa en Donostia? Sentarte a ver la tele o venir a hablar sobre un tema interesante y salir a cenar con gente interesante en los Occasional Tuesdays, en inglés.

B.G.: No empezamos tarde, quedamos a las 19.00 horas para empezar a hablar, la charla es a las 20.00 horas y a las 21.00 horas cenamos.

¿La principal motivación para organizar los encuentros por parte de los extranjeros era crear situaciones para practicar inglés?

D.B: No es sólo para practicar inglés, yo creo que la motivación es otra. También se trata de conocer a gente interesante y hablar de otro tipo de temas que no sean, por ejemplo, fútbol. Es como entrar en una cuadrilla bastante original, aunque luego cada uno tiene su grupo de amigos.

B.G.: Es una mezcla. Ellos están muy integrados aquí, pero a la vez mantienen ese contacto.

Y por parte de los locales, ¿por qué se participa en este tipo de iniciativas? ¿Hay una relación previa con el mundo anglosajón?

B.G.: En mi caso sí, viví hace años en Inglaterra, trabajé allí y luego aquí en una academia de inglés. Siempre me ha atraído. También hacemos un booklab, un club de lectura en inglés, que va por el tercer año. Es otra forma de relacionarte, no es solo para practicar inglés, aunque sea en inglés.

¿Es casualidad que se hayan asentado, precisamente, en la calle Bermingham de Donostia?

D.B.: ¡Sí! Pero está mal escrito, la calle es con E y la ciudad es con I, Birmingham. Aquí nos sentimos muy a gusto, aunque no tengamos nada que ver con la calle.