El bar Tivoli, fiel a la tradición
Pintxos, platos combinados o menú degustación es lo que ofrece desde el centro de Zarautz el bar Tivoli, bien afincado desde hace 35 años en la calle Kiriki.
Su cocina se sigue manteniendo fiel a la tradición y la calidad con esos platos estrella de la casa como la kokotxa de bacalao fresca al pil-pil o una buena chuleta de ternera con label vasco. "En los pintxos trabajamos desde el buen caldo de toda la vida hasta la croqueta que hace la amatxo o los champiñones. Sota, caballo y rey, pero casero, rico y a un buen precio", dice Agustín Algaba, para añadir a continuación que en lo que a productos cárnícos se refiere trabajan con su carnicería vecina, Arocena, un establecimiento zarauztarra "de los de toda la vida", apunta Algaba.
Su menú degustación se sale también de las novedades y, fiel a esa tradición casera, comienza con un poco de chorizo para picotear, unos champiñones, alguna croqueta y luego se da a elegir entre carne o pescado, como puede ser una merluza fresca o un bacalao al pil-pil, además de las kokotxas ya citadas. Y entre las carnes, también ofrecen un solomillo de vaca gallega o una buena costilla.
El Tivoli cuenta con una terraza, cubierta por un toldo, y con capacidad como para unas 50 personas; en el interior también hay capacidad como para una treintena de comensales.
El txakoli de la zona tampoco falta en Tivoli ni por supuesto la sidra. Y quienes opten por el vino, cuentan con una selección de 28 crianzas diferentes de la Rioja, pero con marcas que van rotando.
En invierno su principal clientela es la del pueblo -"es nuestra base"-. Y destaca su amplio horario: de 9.00 horas hasta la madrugada. "Damos desayunos, almuerzos, comidas y cenas, con la ventaja de que la cocina tampoco se cierra. A cualquier hora del día se puede disfrutar de la cocina del Tivoli", deja patente Agustín Algaba.