Donostia. Aunque ahora solo podemos ver imágenes de la época en blanco y negro, la realidad del circuito automovilístico de Lasarte-Oria era mucho más colorida, ya que cada equipo representaba a una nación y el público diferenciaba los automóviles, carentes de publicidad, por sus colores: el rojo, de los italianos; el verde, o racing green, correspondía a los ingleses; el azul era para los franceses y el naranja, para los holandeses.
Luis Murgia, del RACVN, hace hincapié en las evoluciones técnicas "impresionantes" que experimentaron tanto la pista como los propios coches en los años en los que funcionó el circuito de Lasarte-Oria. En las fotografías de la época se puede observar el aspecto que presentaban los automóviles de las primeras competiciones y los de diez años después. En 1923 llevaban el motor en su parte delantera y rodaban a unos 86 kilómetros por hora, frente a los 174 que alcanzaban en las últimas carreras, doblando así su rapidez. La pista también cambió: ni siquiera estaba asfaltada al principio.
Los equipos se desplazaban hasta dos semanas antes de que se celebraran las carreras para poder llevar a cabo todos los preparativos. Dos de estas escuderías, Bugatti o Chenard Walker, tenían la costumbre de alojarse en el antiguo hotel Euskalduna de Hendaia porque opinaban que en Donostia "se comía mal", según señala Murgia. La comida de reparto de premios, sin embargo, se degustaba por costumbre en el antiguo Casino Kursaal.
Coche "El Donosti" Con motivo de estas pruebas, en los talleres Internacional del barrio donostiarra de Gros se llegó a fabricar un coche especial: El Donosti se empleó en varias ediciones para para dar el banderazo de salida al inicio de estas carreras.
Algunos de los mejores pilotos de la época destacaron en las diferentes pruebas disputadas en Lasarte-Oria. Es el caso del germano Tazio Nuvolari, cuyo equipo trabajaba con disciplina militar según advertían los testigos, o Louis Chirón, quien hacía suspirar a muchas mujeres por su atractivo físico y por las ondas que dibujaba a su paso el pañuelo moteado que llevaba atado al cuello.
Por este circuito también pasaron otras grandes figuras vinculadas al automovilismo, como el doctor Ferdinan Porsche, el púgil vasco Paulino Uzkudun o la reina María Victoria.