Irun. María Victoria Iñarra tiene 50 años y además de socia de Alberto González, de 41 años de edad, es copropietaria de la tienda de música Amadeus de Irun. Ambos son amantes de los alardes de Irun en especial, por ser su localidad natal, y de Hondarribia. Este viernes, culminaron un proyecto que les ha llevado años de trabajo y pruebas. Presentaron en el Parador de Hondarribia un nuevo modelo de txibilito para los alardes, que lleva el nombre de Ohiko.

¿Cómo es este nuevo txibilito y por qué se animaron a diseñarlo?

Todo esto partió de la típica conversación entre amigos, en el año 1998. La inspiración para este proyecto fue el tratar de recrear los viejos txibilitos que todos conocemos como de hueso, de los que apenas se conservan muy pocos y que eran fabricados por la casa L´Écolier, con sede en París. Todo el mundo se preguntaba de dónde venían estos instrumentos y nosotros, nos animamos a tratar de crear uno que fuera similar.

¿Por qué les ha llevado tanto tiempo el proyecto?¿Cómo ha sido la creación de este nuevo txibilito?

Lo primero que hicimos fue pedir prestados unos cuantos txibilitos L´Écolier a amigos y conocidos, para tomar medidas y analizar cómo estaban hechos. Y resultó que no había uno igual, porque se fabricaban de forma artesanal y había sutiles diferencias entre ellos. Además, a este trabajo le hemos dedicado periodos de poca carga de trabajo en la empresa, por lo que hemos tomado y retomado el trabajo varias veces.

¿Les costó dar con el molde adecuado que emulara a los viejos txibilitos de hueso?

No se trata de un molde único, sino que es la unión de varias piezas. Desde el tapó y la boquilla, que tiene varios elementos, hasta el cuerpo y las juntas. Y además, hay que acertar con el tamaño de los agujeros. Hicimos unas primeras pruebas con un txibilito basado en la técnica de soplado del plástico, pero hubo que desecharlo porque el sonido no era el adecuado y en cuanto al aspecto, resultaba demasiado blando.

¿Cómo llegaron después a los moldes del modelo definitivo?

Tras hacer los primeros planos y pruebas con la técnica de soplado del plástico, en el año 1999, paramos el proyecto y no lo retomamos hasta 2001. Hicimos multitud de pruebas con los moldes para el tapón y la boquilla, y por fin, en 2006 empezamos a producirlas. Luego llegó la parte que en teoría iba a ser más sencilla, el diseñar los moldes del cuerpo del txibilito. Y fue cuando llegaron los problemas, con cuatro o cinco modelos que no dieron el resultado. A principios de 2008 optamos por cambiar de técnica y hacer los moldes por inyección. En dos meses teníamos los moldes y quedaba la labor de afinación.

¿Cómo ha sido el trabajo de afinación musical?

Conseguir que el sonido fuera el adecuado ha sido un trabajo muy complejo, con la ayuda y colaboración de gente como Alberto Lasa o Alfonso Moreno, entre otros. Ha sido casi un año de pruebas, retocando los agujeros con el taladro para ajustar las notas de cada uno de ellos. Hasta que el pasado 22 de agosto servimos las primeras 90 unidades a la Tamborrada del Alarde de Hondarribia, para que las probaran.

¿Se van a vender estos txibilitos?¿Qué les diferencia de los instrumentos de fabricación británica que hoy tienen la mayoría de los participantes de ambos alardes?

Los txibilitos comunes de ahora cuestan 6,5 euros y están hechos de roquel y con boquilla de plástico de una sola pieza. El nuestro tiene muchas más piezas y luego, hay que montarlo a mano. Vamos a fabricar 7.500 unidades que estarán a la venta en Irun en Amadeus y en Hondarribia, en las mercerías Klara y Malentxo. Su precio es de 18 euros y lo venderemos en colores blanco y negro con una funda opcional. Pero nuestro objetivo no es hacer dinero. El esfuerzo y el trabajo que ha llevado este proyecto no se puede compensar económicamente.

La presentación del Ohiko estuvo avalada por Alarde Fundazioa de Hondarribia y por la Junta del Alarde tradicional de Irun. ¿Será obligatorio usar estos txibilitos?

En ningún caso, los dos alardes se han interesado por este proyecto, nos han animado y nos han ayudado, pero el nuevo txibilito no va a ser de uso obligatorio ni mucho menos.

¿Qué sensaciones tienen después de culminar este trabajo?

Estamos muy satisfechos por haber llegado hasta aquí. Nuestro objetivo no era otro que recuperar algo que era parte de la Historia de los alardes y lo hemos conseguido. Esperamos que el nuevo txibilito guste a la gente.