Ha durado apenas diez minutos, pero quienes estaban asomados a la Bahía de la Concha han podido disfrutar de una estampa que ha rematado el marco incomparable donostiarra.

El día fresco y gris que tantas incidencias está provocando como consecuencia de la borrasca Cirián ha dejado un bonito momento en la costa guipuzcoana al filo de las 17.25 horas.

Primera vez este jueves, los rayos de sol han conseguido romper el manto de nubes que cubre Gipuzkoa y han dado una luz especial al atardecer. En ese momento, un fuerte chaparrón ha caído sobre la capital guipuzcoana, algo que con las últimas horas que llevamos ya sorprende menos.

Pues bien: ya estaban presentes los dos elementos que la ciencia estipula como imprescindibles para que surja un arcoíris. Visto desde la playa de Ondarreta, donde está tomada la imagen, abarcaba desde el Mar Cantábrico hasta el barrio de Amara.

Un fenómeno físico, el de la refracción y el reflejo de la luz en un ángulo de entre 40° y 42° (los rayos del sol traspasan las gotas de agua que caen, convirtiéndose cada una de ellas en un prisma que refleja los colores), que en el caso del de esta tarde ha tenido una suerte de réplica: por encima del principal, ha aparecido un arcoíris secundario.

Arcoíris doble sobre Donostia. Jurdan Arretxe

Estos arcoíris tienen una particularidad: en el principal el color rojo corona y el violeta es el inferior, mientras que en los secundarios que no siempre aparecen, los colores se presentan en orden inverso.