Hacia las 13.00 horas ha comenzado una grúa a derribar la conocida casa okupada Lobato ubicada junto a la rotonda de Altamira en Lezo. A la mañana, agentes de la Policía Local y efectivos de la Ertzaintza se han personado en el lugar para pedir a las tres personas que se encontraban en el interior que desalojaran el edificio. Los okupas han abandonado hacia las 8.45 horas Lobato sin incidentes y sin oponer resistencia.

Este ha sido el segundo intento de desalojo que ha llevado a cabo el nuevo equipo de gobierno de Lezo, después de que el pasado 27 de julio se suspendiera la orden ante la negativa de los okupas, al entender el Ayuntamiento que no se podía garantizar la seguridad de los residentes ni de los agentes de la Ertzaintza que acudieron. De hecho, una de las premisas del Gobierno Local para poder llevar a cabo el desalojo era que “no se iba a sacar a nadie utilizando la fuerza”.

El derribo de Lobato viene motivado por la promoción de viviendas del nuevo barrio Altzate que se está levantando en el antiguo solar de Campsa. La mayor parte del terreno se encuentra en Errenteria, pero las dos torres que están en construcción y Lobato pertenecen a Lezo.

La casa okupa de Lezo, antes del derribo Lezoko udala

De las tres personas que se hallaban a la mañana en el edificio, tan solo una se encuentra empadronada en él. El Ayuntamiento de Lezo se ha reunido con ella en diversas ocasiones para explicarle los derechos y prestaciones a las que puede optar. En este sentido, el Ayuntamiento se ha comprometido a proporcionarle un techo, probablemente una pensión, durante uno o dos meses, hasta que encuentre un nuevo lugar de residencia.

CRONOLOGÍA

Al hilo de las obras de la nueva urbanización del ámbito de Altzate, la promotora, propietaria de Lobato, pidió en febrero de 2013 al Ayuntamiento de Lezo la declaración de ruina inminente del edificio ocupado.

A continuación, el arquitecto municipal, ante la imposibilidad de acceder al interior del inmueble, elaboró un informe basándose en la inspección de la fachada del edificio, donde las grietas y los elementos que podían desprenderse eran más que evidentes.