La asociación en pro de la conservación del patrimonio Áncora ha solicitado públicamente al Ayuntamiento de Donostia que estudie alternativas para que no se ejecute el derribo autorizado del frontón ubicado en un edificio cerrado del complejo de Zorroaga, la cancha cubierta más antigua de Donostia, que en los años 1950 sirvió como pista de hockey y más tarde, en los 90, llegó a albergar partidos de baloncesto del club Askatuak.

"Pedimos al Consistorio que estudie alternativas al derribo de este frontón público, por ser una estructura resistente, recuperable y valiosa para el patrimonio local", dice Áncora, que añade que resulta "descorazonador asistir a la liquidación paulatina del magnífico conjunto de Zorroaga, del que solo han querido proteger la iglesia".

El frontón, que está cerrado desde hace décadas, fue construido en 1932 como una ampliación del Asilo Reina Victoria, que se erigió entre los años 1906 y 1910 en terrenos del antiguo caserío Zorroaga. Los arquitectos del conjunto, destacable por su iglesia de influencia anglo-normanda y edificio central de estilo gótico victoriano, fueron Lucas Alday y Domingo Aguirrebengoa.

Tras la construcción del conjunto, destinado unos 800 ancianos y niños pobres, en 1932 se ampliaron las instalaciones infantiles y se mejoró la oferta deportiva con este frontón cubierto. La cancha se encuentra en un edificio rectangular de 52 x 18 metros de planta, con una cubierta de teja plana, que evoca el aspecto típico de un caserío vasco, dice Áncora, que añade que simula un entramado de madera con esquinas de piedra.

El permiso de demolición del pabellón ha sido solicitado por la Fundación Zorroaga, propietaria del complejo en el que se asienta la residencia de mayores, y obedece a la situación de deterioro de la estructura del edificio, según señalaron a NOTICIAS DE GIPUZKOA fuentes de la entidad. "Está en riesgo de derrumbamiento" y "puede poner en peligro a cualquier persona que pase por allí", aseguraron.

Fuentes municipales, por su parte, explicaron que la Fundación Zorroaga, con 302 plazas para personas mayores, ha iniciado un Plan Especial para analizar la posible construcción de un nuevo edificio destinado a ampliar las habitaciones y que los mayores pueden tener dormitorios individuales. El estudio está sin terminar, por lo que no ha sido aprobado.

(Fachada principal de la nave que esconde un frontón en el complejo de Zorroaga)

El sencillo pabellón tiene un sótano independiente aprovechando la diferencia de cota del terreno. Su estructura es metálica (en aquella época no se había generalizado el hormigón) y los cierres de la nave son de ladrillo.

Áncora lamenta que, desde su construcción, se ha destruido más del 50% del complejo primitivo y añade que de los 14 pabellones originales solo quedan cinco en la actualidad. "No obstante, lo que resta es suficientemente representativo aún, requiriéndose una ordenación unitaria y coherente para preservar sus características", considera la entidad patrimonialista.

La asociación añade que el desmantelamiento del conjunto de estilo neogótico comenzó en 1977, cuando se derribó el extremo Norte del asilo para edificar una residencia más moderna. Otros anexos fueron demolidos más tarde, añade, o reconvertidos en aulas como la que sirvieron a la facultad de Psicología y a la sede de la Sociedad de Ciencias Aranzadi en la actualidad. Uno de los pabellones, además, acoge el Tanatorio Municipal de Polloe.

Según explica Áncora, el frontón cerrado de Zorroaga es la cancha cubierta más antigua de la capital guipuzcoana y corresponde al tipo “two in one” por la partición que existe en su cancha. Además, señala que destacan sus armaduras "que se articulan mediante finos tirantes y bielas del sistema Polonceau, empleado habitualmente en mercados y estaciones de ferrocarril".

La construcción contiene 15 cerchas triangulares con vigas y tornapuntas de hierro fundido, que llevan el nombre del ingeniero francés que las patentó en el siglo XIX. "Apenas se conservan ejemplos de este tipo de cubriciones en recintos deportivos: una opción poco habitual pero muy práctica, que permitió despejar tres grandes lucernarios en la cumbrera, logrando un sistema de iluminación y ventilación óptimos", señala Áncora.

Donostia tiene una veintena de frontones públicos, tanto de Donostia Kirola como en las calles, así como numerosos privados.