es uno de los personajes históricos más destacados de la villa, pero en Tolosa poco o nada se sabe de él. Pedro de Tolosa fue el otro guipuzcoano que finalizó la primera vuelta al mundo, junto a Juan Sebastián Elcano. Daniel Zulaika, historiador y miembro del Comité Asesor de Elkano Fundazioa, recuerda su figura en la antesala del 500º aniversario del inicio de la circunnavegación de la tierra, que tendrá lugar el próximo 10 de enero.
El zarauztarra ha recabado información sobre Pedro de Tolosa en su trabajo de fin de grado de Historia, Los vascos y la primera vuelta al mundo. “Del mismo modo que en Getaria están orgullosos de Elcano, en Tolosa deben estarlo de Pedro de Tolosa, porque es uno de los seis grandes, es decir, uno de los vascos que embarcaron y consiguieron dar la vuelta al mundo. Su figura ha quedado eclipsada por la de Elkano, no cabe duda, pero es el momento de destaparlo y decir que un tolosarra dio la primera vuelta al mundo”, reivindica Zulaika.
Hijo de Lazcano y María de Alvistur, Pedro de Tolosa embarcó en agosto de 1519 en la nao Victoria de casualidad y en el último momento: el grumete sevillano Pedro Maldonado no se presentó y el tolosarra ocupó su lugar. “Hay más guipuzcoanos que embarcan en el navío; hay uno de Sorabilla, otro de Segura, otro de Ordizia... Pedro de Tolosa fue a probar fortuna a Sevilla, por lo visto intentó embarcarse y no pudo, aunque finalmente tuvo suerte, porque al faltar gente hicieron un nuevo llamamiento, tras el cual se incorporó él. Podemos decir que Pedro de Tolosa va a tener varios golpes de suerte en toda la travesía a bordo de la embarcación”, avanza el historiador.
El trabajo del grumete tolosarra en la Victoria consistía en ayudar a la tripulación en sus tareas, para poder aprender así el oficio de marinero. “En una nao había diferentes personas que se dedicaban a la navegación; marineros, grumetes, pajes... El marinero era el más experimentado, solían ser hombres de más edad que solían llevar el timón y, en cambio, los grumetes eran marineros más jóvenes, de entre 17 y 20 años, que estaban a las órdenes de marineros y oficiales, y se encargaban de otros menesteres; trepar a las vergas y a los palos, desplegar y recoger las velas, remar en los bateles, cargar y descargar las mercancías... eran aprendices de marinero a los que a partir de los 20 años ya les daban el certificado de marinero si tenían aptitudes”, detalla Zulaika.
Pedro de Tolosa, al igual que los restantes grumetes, recibía un sueldo de 800 maravedís -antigua moneda española- al mes, 400 menos que los marineros. Recibieron cuatro meses adelantados, es decir, 3.200 maravedís. De la información que ha llegado hasta nuestros días sabemos que el tolosarra no sabía escribir, lo cual era habitual en aquella época, ya que el 80% de los marineros, grumetes y pajes no sabían escribir su nombre.
Golpes de suerte hasta llegar a Cabo Verde
Pedro de Tolosa vivió muchas vicisitudes a lo largo del recorrido. Embarcó en la nao Victoria y su vida estuvo muy vinculada a ella y a lo que ocurrió en esta embarcación. De entrada, en el Atlántico, nada más partir, el tolosarra vive en primera persona una situación complicada. El maestre de la nao Victoria, el siciliano Antón Salomón es acusado de tener relaciones homosexuales con un grumete genovés. En Brasil se ejecutó al maestre y el grumete se tiró al mar.
Después, también en aguas del Atlántico, se produce un motín en el que los capitanes castellanos se enfrentan a Magallanes. Participa también Elcano. Magallanes terminó rápidamente con los tres capitanes castellanos y degradó a Elcano a marinero, que pasa a la nao Victoria con Pedro de Tolosa. “Estos hechos nos muestran que casi desde el momento en el que sale la expedición, Juan Sebastián Elcano y Pedro de Tolosa van a estar muy unidos”, explica Zulaika.
Ya en el océano Pacífico, el escorbuto diezmó a la flota, hasta el punto de que terminó con un tercio de los tripulantes y Pedro de Tolosa consiguió sobrevivir. Después hubo otro brote de escorbuto que también causó estragos. Fue en el océano Índico, tras cargar las bodegas con especias en las islas Molucas, y falleció de nuevo un tercio de la tripulación.
En Filipinas, entre el Pacífico y el Índico, Pedro de Tolosa tuvo otro golpe de fortuna. El despensero, un suboficial de la nao Victoria, fallece y había que elegir a alguien para que los sustituyera. El elegido fue Pedro de Tolosa. “Debía de ser muy espabilado y una persona de gran inteligencia natural, porque pasar de marinero de segunda o grumete a suboficial tan rápidamente hace indicar que tenía cualidades para merecerse el ascenso. Lo que está claro es que Pedro de Tolosa tuvo varios momentos de suerte: supera circunstancias adversas y enfermedades y se beneficia de un ascenso”, explica Daniel Zulaika.
Sin embargo, no todo le fue favorable al tolosarra. En la isla portuguesa de Cabo Verde, donde bajan a tierra para comprar esclavos negros que les ayuden a realizar el durísimo trabajo y abastecerse de comida y bebida, es donde se le tuerce el camino. Junto con otros doce marineros es capturado y retenido por el gobernador de la colonia, ya que los barcos españoles tenían prohibida la entrada en territorio portugués.
Elcano prosiguió su viaje y una vez en tierra, regresó a Sanlúcar, y desde allí escribió una carta al rey Carlos V para que intercediera por sus hombres presos en Cabo Verde. El emperador negoció con el rey de Portugal y obtuvo la libertad de los marineros (entre los que se encontraba Pedro de Tolosa), que pudieron al fin regresar a sus hogares.
Sus últimas referencias datan del 23 de mayo de 1524. Prestó declaración en la Junta de Badajoz para probar el derecho de Castilla para la posesión del Maluco y declaró que había conocido muchas veces al rey Carlos I, hecho sorprendente para un despensero, por lo que parece que fue recibido por el emperador en varias ocasiones. No firmó porque no sabía hacerlo.
Una figura eclipsada por Elcano
El personaje de Pedro de Tolosa es desconocido totalmente, ya que la historia lo ha relegado a un segundo plano. Daniel Zulaika reconoce que Elcano y Magallanes se han llevado todo el protagonismo. “Estos últimos dos años en los que he recabado información sobre los vascos y la vuelta al mundo, intentando poner en valor a todos los demás tripulantes, es difícil no encontrarse permanentemente con Elcano. Me parece importante reivindicar el papel de todos los marineros, ya que gracias a ellos fue posible la vuelta al mundo”, explica Zulaika.
Coincide en esta idea el escritor tolosarra Mikel Telleria, que dedica una reseña a Pedro de Tolosa en su Enciclopedia de Tolosa. “La creencia más extendida es que la vuelta al mundo la finalizaron los 18 marineros que llegaron con Elcano a Sevilla, pero eso no es cierto puesto que la vuelta fue completada cuando los 30 marineros de la nao Victoria llegaron a las islas de Cabo Verde, tal y como lo indico en la biografía de Pedro de Tolosa en mi enciclopedia. Afortunadamente hoy en día son muchos los historiadores que están aclarando el tema”, concluye Mikel Telleria.