“En un bar hay que trabajar muy duro, sobre todo al principio: si no, lo tienes crudo”
Akane Alfonso tiene solo 24 años, pero es ya una experimentada hostelera. En septiembre del año 2017 abrió su propio negocio, en uno de los locales más grandes de Urretxu: el AK47. Es una joven valiente y emprendedora
urretxu - A pesar de que es muy joven, lleva ya unos cuantos años en el mundo de la hostelería.
-Trabajo en este sector desde que tenía 17 años. He tenido una vida un poco dura y, aunque empecé a estudiar Bachillerato, tuve que dejarlo para trabajar.
¿Por qué eligió la hostelería?
-Es un sector que siempre me ha gustado. Con 17 años ya tenía en mente abrir mi propio bar. Incluso tenía hecho un croquis del local.
¿En qué bares ha trabajado hasta ahora?
-Trabajé en el bar HD de Urretxu, pero mientras trabajaba en ese local también estuve en el Izkiña de Segura, el Karibe Berri de Legazpi y en los bares Saski, Berri y Alaska de Zumarraga. Siempre en fiestas, echando una mano.
¿Aprendió mucho de los dueños de esos locales?
-Donde más aprendí es en el HD y en el Saski, que es donde más tiempo estuve. En esos dos locales aprendí mucho sobre el vino, la ginebra, el ron... En el resto de los bares, llegaba, trabajaba y me iba. También he aprendido mucho por mi cuenta.
¿Por qué le gusta tanto la hostelería?
-Me gusta mucho relacionarme con la gente. Es algo a lo que doy mucha importancia. Este trabajo te posibilita relacionarte con los vecinos, conocerles, conocer distintas maneras de pensar...
¿Qué virtudes debe tener un buen hostelero?
-Para empezar, debe tener muchas ganas de trabajar. Además, es muy importante saber llevarse bien con la gente y tener un gran control. Hemos visto quebrar muchos negocios en los últimos años: porque no trabajaban mucho, porque contrataban a demasiados trabajadores... En un bar hay que trabajar mucho. Sobre todo, al principio. Si no, lo tienes crudo.
En septiembre hará dos años desde que abrió su negocio. Era su sueño, pero sacar adelante el AK47 habrá sido muy duro: es un local muy grande.
-Decidí alquilar un local grande porque te permite organizar más eventos que un local pequeño. En un bar pequeño te ves muy limitado. Aquí puedo hacer de todo: funcionar como restaurante, organizar fiestas y conciertos... Aunque da más trabajo, compensa. Eso sí, es muy importante tener buenos trabajadores. Si no cuentas con buenos trabajadores, es imposible sacar adelante un proyecto así. A nosotras nos ha costado casi año y medio encontrar un buen camarero, pero lo hemos conseguido. En la actualidad, somos tres trabajadores. Y los tres nos encargamos de todo: catas, conciertos, sesiones de baile... A las sesiones de baile de los viernes vienen los alumnos de Jose Mari Orbegozo. Y gente de Legazpi, Zegama, Tolosa... Las sesiones son a las 23.30 horas y están abiertas a todos los que les gusta bailar. Bailan salsa, bachata, merengue, pasodoble... Suele haber muy buen ambiente.
¿Quienes trabajan en el AK47?
-Estamos mi hermana Adara, David Oliveira y yo. Los domingos hacemos pintxo-pote casero y suele venir mi madre, Estitxu. Todos los días ofrecemos algo para comer a los clientes, pero el domingo al mediodía suele ser especial. Si hace mal tiempo ofrecemos patatas a la riojana, alubias, caldo... Se trata de una muestra de cariño al cliente.
Su caso es de destacar. No habrá muchas mujeres que hayan abierto su propio bar con solo 22 años.
-Abrir el bar no resultó nada fácil, pero había llegado un momento en el que me había cansado de trabajar para otros y necesitaba sacar adelante mi propio proyecto. Aquí los dolores de cabeza son mis dolores de cabeza. Estoy muy contenta de cómo me están yendo las cosas.
¿Qué me dice de su clientela?
-Me recuerda al ambiente que había en el bar Brannigan’s de Urretxu: poteadores en la barra, jóvenes jugando a los dardos... En el AK47 también entra gente de todas las edades.
¿Quiere enviar algún mensaje a los vecinos de Urretxu y Zumarraga?
-Les invito a venir al AK47. Encontrarán buen trato y calidad. Todos son bienvenidos.