xabier Garikano no se ha perdido un Carnaval desde 1937, año en el que le tocó prestar el servicio militar. “Un desastre. Aquel año lloré”, reconoce. Él es el corazón, así lo aseguran sus compañeros, del grupo Zaldunita Taldea, que este año será nombrado Iñauterizale Kuttun por la sociedad Kabi Alai, para encargarse de lanzar el txupinazo desde el balcón consistorial el Jueves Gordo, con alguna “sorpresa” de por medio que prefieren no desvelar.

El suyo es el Carnaval de toda la vida, un Carnaval euskaldun, improvisado, donde prima el humor y donde nada tiene sentido sin música y canciones. El gusanillo del Inauteriak entró bien pronto en la casa de la calle Letxuga de los Garikano y la ama María hacía todos los años los trajes para sus seis hijos. A su familia se le debe la costumbre actual de adornar en Carnaval los balcones tolosarras con telas coloridas que en origen eran “sobrecamas” como decía la canción de Galtzaundi.

El primer número o “tipokeria”, como le gusta decir a Xabier, como grupo lo hicieron en 1979. Con Jose Carrera montaron una red de araña en la Puerta de Castilla aprovechando que entonces pasaba el tráfico por debajo. Después se sumaron Juan Carlos Gorostidi y Txepe Agirrezabala. Año tras año surgieron más parodias legendarias para el grupo como Zoologikoa, Furra Furra taldea, Restaurantea, Bankua, Gigantes, Baserritarrak Gera Gu y Santa Agueda.

En 1990 los propietarios del cine Iparragirre les ofrecieron la posibilidad de guardar allí sus bártulos, con lo que durante muchos años ese fue su “txoko”, donde han actuado junto a Luis Astiazaran, Markos y otros muchos. Allí les hemos podido ver con La boda de San Francisco, Los reparadores de kupelas o Triki Festa, entre otros. Con el paso de los años el grupo se ha ido reduciendo y los últimos años Xabier tiene como compañero a su sobrino Juan Luis Garikano. El año pasado hicieron reír al personal cantando canciones de Kaxiano en el paseo San Francisco.

Para Xabier Garikano el Inauteriak es parte de su ser, necesario para vivir. “Un año sin Carnaval sería triste. Sirve para olvidar todo el trabajo y el cansancio del año”, asegura el veterano carnavalero. Eso sí, tanto él como Juan Luis Garikano y Antton Agirrezabala Txepe coinciden en que la fiesta ha cambiado mucho los últimos años. “El mayor problema es el ruido, porque el volumen no deja que cada uno pueda hacer su Carnaval. No hay que dirigir el Inauteriak, eso es inviable, pero sí cuidarlo para que no se pierda la esencia”, sostienen.