El 2 de febrero el Orfeón Donostiarra actuará en Zumarraga, con motivo del 150º aniversario de la banda de música. Zumarraga no es una plaza cualquiera para el Orfeón, pues esta agrupación coral ha tenido cuatro grandes directores en sus 120 años de historia y uno de ellos era zumarragarra: Secundino Esnaola. De la mano de este hombre se ganaron los primeros concursos internacionales. Además, él fue quien abrió las puertas de la coral a las mujeres.

Esnaola nació en 1878. Recibió sus primeras lecciones musicales en la parroquia de su pueblo, de manos del organista Juan Lino de Leturia. Con este hombre, aprendió solfeo y destacó en el canto. A los 14 años ingresó en el seminario de Bergara. Cantaba en la parroquia de este pueblo y su portentosa voz despertó la admiración de los bergararras. De Bergara fue al seminario de Salamanca, donde formó y dirigió un coro.

Vuelta a Donostia A los 21 años dejó la carrera eclesiástica y volvió a Donostia, donde ocupó la plaza de sochantre del templo parroquial de San Vicente. Además de dirigir el coro parroquial, enseñó solfeo y canto. Al mismo tiempo, realizó estudios para perfeccionarse: armonía con Bonifacio Etxeberria y contrapunto y fuga con Julio Valdés.

En 1902, a la muerte de Norberto Luzuriaga, fue nombrado director del Orfeón Donostiarra. La agrupación coral se había formado hacía solo cinco años. Su repertorio era todavía muy corto y solo había ofrecido una veintena de actuaciones.

Esnaola fue el primer gran director del Orfeón. Al poco de entrar él, ganaron el Concurso Internacional de Orfeones de Royan. Después vendrían muchos más premios y reconocimientos. El más importante, el Grand Prix d’Honneur de París.

Su gran aportación fue abrir las puertas de la agrupación coral a las mujeres y los niños. Esta decisión la tomó en 1909 y tuvo detractores. Pero gracias a que dio entrada a las mujeres, el Orfeón puedo ampliar su repertorio e irrumpir en el mundo sinfónico. En definitiva, el zumarragarra puso los cimientos de lo que es hoy el Orfeón Donostiarra.

El Gran Casino de San Sebastián era uno de los lugares en los que más le gustaba actuar, pero también fueron relevantes los conciertos que ofrecieron en el Teatro Lírico y en el Teatro Real de Madrid.

Consagrado ya como director, Esnaola siguió formándose, hasta convertirse en maestro de canto. Además, fue compositor. Obtuvo múltiples reconocimientos. El gobierno francés le distinguió con el título de Officier de l’Instruction Publique y también se hizo merecedor de las Palmas Académicas Francesas y de la Cruz de Alfonso XII.

Su pueblo natal le nombró Hijo Predilecto el 3 de julio de 1927, a los 25 años de su entrada en el Orfeón. Ese día se trasladaron a Zumarraga los 200 componentes del Orfeón Donostiarra. Interpretaron varias obras en la parroquia y, tras el homenaje del Ayuntamiento, ofrecieron un concierto en el frontón municipal.

Esnaola falleció en Donostia, en 1929. Su funeral se convirtió en una grandiosa muestra de dolor popular. Fue enterrado en el cementerio de Polloe.

Dos calles El músico zumarragarra cuenta con una calle en Gros y otra en Zumarraga. Además, en el centenario de su nacimiento colocaron una placa en los arcos del ayuntamiento. Pero de lo que más orgulloso se sentiría es de que la escuela de música de Urretxu y Zumarraga lleva su nombre.

José Antonio Sainz Alfaro, actual director del Orfeón Donostiarra, ensalza la figura del músico de Zumarraga. “Fue el que nos hizo ganar concursos. Él mismo decidió dejar de presentarse a los concursos, porque los ganaban todos. Además, compuso piezas muy bellas, como Loa, loa y Eusko hizkuntza”.

Además, abrió las puertas del Orfeón a las mujeres, haciendo caso omiso a las protestas de los detractores. Gracias a la aportación de un zumarragarra, las mujeres llevan un siglo cantando en el Orfeón y Donostia cuenta con una de las agrupaciones corales más prestigiosas del mundo.