urretxu - Juanito Oiarzabal ha hollado los catorce ochomiles, además de otros muchos montes de todo el mundo. Pero tenía un borrón en su currículum: no conocía el monte Irimo de Urretxu. El domingo subió a Irimo, invitado por el grupo de montaña del colegio La Salle-Legazpi.

Este grupo siempre finaliza el año con una salida a Irimo y en la cima colocan un belén. Hace dos años invitaron a los corredores de montaña Aritz Egea y Oihana Kortazar y este año han homenajeado a Oiarzabal. “Siempre había querido traer a Juanito. Para mí es el más grande. Un referente. Hace año y pico le mandé un mensaje de correo electrónico, explicándole quiénes somos. Me contestó que, aunque tenía muchos compromisos, intentaría venir. Es de agradecer que haya cumplido su palabra, pues no para: ha estado en el Kilimanjaro, va a ir al Aconcagua, suele hacer trekking en el Everest, el viernes estuvo en Valencia, el sábado en Asturias...”, comenta Roberto Santamaría, responsable del grupo de montaña del colegio La Sa-lle-Legazpi.

La mañana del domingo la reservó para los urretxuarras y zumarragarras. “Es tal y como parece: cercano y directo. Se portó muy bien con nosotros, pues vino sin recibir nada a cambio. Le entregamos un detalle, una rodaja de tronco con la imagen de Irimo, como reconocimiento a su trayectoria. Nos dijo que quiere retomar el proyecto 2x14x8.000 (subir por segunda vez todos los ochomiles)”.

Durante toda la mañana, el montañero alavés recibió las muestras de cariño de los padres y alumnos del colegio (se sacaron cientos de fotografías con él). Además, tuvo ocasión de subir el monte Irimo, hacer el recorrido de las Siete Puntas y almorzar en Trekutz.

Oiarzabal no conocía Irimo. “Nos dijo que es amigo del urretxuarra Nemesio Armenteros y de joven venía a la discoteca Golden con él, pero nunca había estado en Irimo. Le gustaron mucho las vistas que se disfrutan desde la cumbre y nos dijo que pondrá fotos de la salida del domingo en su blog”. Por supuesto. No todos los días tiene uno la suerte de conocer un monte tan emblemático. Ni aunque se llame Juanito Oiarzabal.