eibar - Empleado en una empresa del sector de la automoción ubicada en Itziar e integrante del grupo de txistularis Usartza de Eibar, German Ereña apenas tenía “17 o 18 años” cuando empezó a aficionarse a la ópera y, especialmente, a la obra del compositor, director, poeta, ensayista y dramaturgo alemán Richard Wagner. Y fue, precisamente, al sumergirse en el universo wagneriano cuando tuvo conocimiento del tenor y escritor de Bera Isidoro Fagoaga; un artista que le fascinó desde un primer momento y al que ha rescatado del ostracismo con la publicación de Isidoro Fagoaga, el tenor olvidado.

¿Cómo supo de la existencia de Fagoaga y qué despertó su interés?

-Tuve conocimiento de la existencia de este tenor en mi época de estudiante, al leer el libro de Martin Ugalde Hablando con los vascos. Isidoro era uno de los entrevistados y ahí descubrí que básicamente interpretaba obras de Wagner, lo que hizo que me interesara por su figura y su obra. Empecé a investigar y rápidamente me percaté de que su vida era interesantísima; digna de una película.

¿Por qué?

-Porque estamos ante un chico nacido en un caserío humilde de Bera que consigue una beca de la Diputación de Navarra para culminar sus estudios de canto en Madrid, en cuyo Gran Teatro debutó como tenor en 1919. Al año siguiente cantó en el estreno mundial de Amaya y a partir de ahí se trasladó a Italia para actuar a las órdenes de los mejores directores de la época. Durante siete temporadas cantó en La Scala de Milan y en los principales teatros del país; hasta que con 44 años, estando en plenitud, decidió dejar el canto y exiliarse en Donibane Lohitzune, donde se dedicó a la escritura, que era su otra gran pasión.

¿Cuáles fueron las razones que le llevaron a tomar esa decisión siendo un tenor de éxito en el país alpino?

-Dejó de cantar y se marchó a Francia por una razón: el bombardeo de Gernika. Fagoaga entendió que seguir cantando en Italia era como colaborar con el régimen de Mussolini, por lo que decidió abandonar aquel país.

¿Qué tal le fue en Francia?

-Al principio bien ya que escribió diversas obras, entre ellas varias biografías históricas de la familia Garat. Sin embargo, poco antes de la entrada de los nazis en Francia fue recluido junto con otros refugiados vascos en el campo de concentración de Gurs; luego estuvo exiliado en Buenos Aires...

Con una vida tan intensa y siendo un artista reconocido internacionalmente, resulta curioso que Fagoaga sea tan poco conocido...

-Así es. Isidoro Fagoaga es el tenor más importante que ha habido en el Estado español cantando obras de Wagner y resulta sorprendente que sea un gran desconocido para la mayoría de los aficionados a la ópera, e incluso, del universo wagneriano. Su vida y su obra han permanecido durante mucho tiempo en el olvido por motivos culturales y políticos.

Hasta ahora, que con su investigación rescata la figura de Fagoaga. ¿Cómo ha sido su trabajo?

-Muy duro pero también muy gratificante. Fue en 2001 cuando empecé a interesarme más en serio por rescatar la figura de Fagoaga. Primero me centré en conocer el repertorio que había cantado durante su carrera y para ello contacté con investigadores de Italia, Chile y EEUU y con personas que habían escrito algo sobre él. Posteriormente me acerqué a Bera para ver qué se conocía del tenor en su villa natal, pero apenas sabían gran cosa. Por fortuna, familiares del tenor me hablaron de la existencia de unos baúles de Fagoaga en la casa de Irurita de unas sobrinas suyas, contacté con ellas y fui a visitarlas.

¿Y qué se encontró allí?

-Algo impresionante. Las sobrinas no habían dado importancia a los baúles porque estaban llenos de papeles y ropas viejas. Eso sí, reconocieron que su tío les había pedido que esas ropas no se usaran ni para Carnaval. Al analizar su contenido vi que todo lo que había conocido previamente sobre Fagoaga estaba allí: desde las ropas, cascos, pelucas y demás accesorios que utilizó en sus actuaciones hasta fotos, documentos y críticas de prensa que tenían que ver con él.

¿Qué hizo entonces?

-Durante tres años me desplacé periódicamente a Irurita para coger el material, estudiarlo y clasificarlo.

Una investigación que culmina con la presentación de su libro...

-Así es. Para esta obra, de 572 página y con más de 100 fotos, me he valido de todo lo que dejó escrito Fagoaga y de investigaciones propias y de otros autores. El resultado es una biografía completa que deja constancia de la vida y de la obra, artística y literaria, de Fagoaga. El libro empieza contando la vuelta, en 1964, del exilio de Buenos Aires a Donostia, que fue la ciudad que eligió para situarse cerca de su Bera natal; así como el reencuentro con los baúles que el tenor dejó a recaudo en casa de sus hermanas.

Su obra ha sido coeditada por el Gobierno de Navarra y el Ayuntamiento de Bera. ¿Cómo consiguió ese apoyo institucional?

-De forma un poco casual. El año pasado el Consistorio de Bera y un grupo de ciudadanos aprovecharon que se cumplía el 80º aniversario del bombardeo de Gernika para organizar un programa de actividades sobre Fagoaga. Me pidieron ayuda, puse a su disposición todo el material del que disponía y el eco de esos eventos hizo que el Gobierno de Navarra y el Ayuntamiento se animaran a coeditar mi obra, por lo que estoy muy agradecido.