El Servicio Municipal de Urgencias Sociales ha cumplido diez años
Echó a andar en mayo de 2007 sin disponer tan siquiera de un teléfono de contacto
donostia - Hace una década echó a andar el Servicio Municipal de Urgencias Sociales (SMUS), que funciona los 365 días al año, 24 horas al día. La concejala de Acción Social, Aitziber San Roman, solo puede tener palabras de agradecimiento y admiración al servicio y a las personas que lo prestan, en su inmensa mayoría mujeres.
Los servicios de urgencia se activan siempre que surge una necesidad de forma inesperada. Incendios o inundaciones que requieren realojos, personas mayores que sufren accidentes en su domicilio y hace falta localizar a la familia, acompañamiento en casos de violencia machista y otros supuestos... La lista de atenciones es larga pero destaca, por su número, en torno al 90%, la que se presta a personas sin hogar, que no responde a una urgencia “sobrevenida” pero que es asumida por dicha unidad.
Además, el equipo humano de este servicio, del que San Roman afirmó que Donostia debe de estar “orgullosa”, tiene que enfrentarse a situaciones tan extremas como la de notificar la muerte repentina de una persona -por accidente, suicidio y otras circunstancias- a sus seres queridos, terrible trance al que tuvieron que hacer frente el pasado año en ocho ocasiones. La coordinadora del servicio, Ainara Lasa, reconoce que este es uno de los momentos más duros a superar: decir a un familiar -cuando la Guardia Municipal así lo solicita, ya que los fallecimientos en centros hospitalarios son notificados por los mismos- que su ser querido ha muerto.
Respecto al protocolo por emergencias en 2016 se activó en dos ocasiones por incendios, uno de ellos con realojos y otro sin necesidad de estos. Tanto Ainara Lasa como Marga Martínez, responsable de la Atención de Urgencia, recuerdan que hubo dos años muy duros en este sentido, 2010 y 2011, cuando se tuvo que responder a los problemas de realojo causados por las inundaciones en Martutene.
El día a día del SMUS debe de adecuarse a los cambios de la sociedad. Así, las estancias en los pisos de emergencia han ido disminuyendo, levemente, en su nivel de demanda, a la par que aumenta el tiempo de uso. Las razones tienen mucho que ver con la carestía de la vivienda en Donostia, que impide que los usuarios de estos pisos, pese a encontrar algún empleo, puedan hacer frente al coste de un alquiler, algo “imposible en verano”. Lo que es claro es que el Ayuntamiento “no deja a nadie en la calle”, aunque se sobrepase el plazo “oficial” de uso de la vivienda.
Hay jornadas especiales en las que las trabajadoras del SMUS cuentan con el apoyo de la Guardia Municipal. Una de ellas es el martes, cuando se reparten los tickets para el Gaueko, o servicio de acogida nocturna, donde hay que aplicar unos baremos que priorizan el acceso. Dejar fuera a alguien genera, en ocasiones, situaciones “difíciles de gestionar”.
El equipo de trabajo del SMUS ha estado compuesto por diez trabajadoras, hasta que en septiembre del pasado año se incorporó otra a tiempo parcial. Recuerda Lasa unos inicios en los que ni siquiera tenían teléfono, ni muy claro qué recursos se podían ofrecer a quienes acudían al servicio, que ha ido sumando contenidos.
El servicio, que se halla ubicado en el número 13 de la calle Urdaneta, funciona de 8.00 a 22.00 horas, con atención presencial entre semana, y de 9.00 a 21.00 horas, los fines de semana. Fuera de este horario se atienden las emergencias que comunican por telefóno Guardia Municipal y SOS Deiak a la trabajadora de guardia.
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